La crisis ocasionada por la pandemia del Covid-19 ha afectado todas las áreas sociales. La agresiva velocidad de difusión de la pandemiaobligó al Ministerio de Educación a optar por la teleducación en todo el sistema ecuatoriano como única posibilidad que los niños no dejen de aprender.
Padres, estudiantes y educadores se ven involucrados en una situación muy compleja a más de la confinación. La nueva forma de educar que encuentra a niños sin acceso a la tecnología, padres que desconocen cómo ayudar a sus hijos en el uso de esos recursos; docentes sin capacitación, sin herramientas ni canales de comunicación adecuada para esta nueva realidad. Un caos que exige salidas urgentes.
Cambios
La relación familiar cambió abruptamente. Lo que más altera a los padres es pensar que deben convertirse en profesores, y el hogar en la escuela de sus hijos.
Querer que el niño aprenda desde una pantalla con información, es un error. La tecnología solo es un recurso. Enseñar y aprender en un proceso que los padres no están obligados a saber, pero ahora tienen la responsabilidad de desarrollar nuevas destrezas para apoyar a sus hijos.
Lo que sí pueden los padres hacer de manera inmediata es genererar un ambiente de tranquilidad, tener paciencia, entender que es un cambio para todos y más para los niños.
Es importante establecer nuevas rutinas, planificaciones como si fueran a una escuela o colegio de manera normal, consistencia en las reglas y evitar que se sientan solos.
Aprender y enseñar, no requiere necesariamente un profesor, ni del aula; sino de afecto, respeto, estímulos positivos, recursos, acompañamiento amoroso, motivación, oportunidades, interés y creatividad.
Evitar que una improvisada forma de educar deje daños irreparables en los niños y adolescentes, es tarea de todos.
Por: Rosa Chávez B.