Manta, La Hora
Cayó el sol y ayer ya se evidenciaban los primeros estragos del aguaje que se presenta a lo largo de la costa durante el feriado de carnaval que culmina hoy.
La torre de madera que se instaló para albergar a los salvavidas en la playa de Tarqui, en el norte de Manta, se viró por el ímpetu de las olas.
El nivel de la marea subió unos 200 metros. Las olas bordearon los puestos del Parque del Marisco que lucían casi repletos.
Las sillas perezosas y las carpas fueron removidas por la marea. “Nunca había subido tanto”, comentó Federico Anchundia, quien se dedica a vender discos en las playas manabitas.
Pero esta anomalía no impidió que los turistas continuaran divirtiéndose bajo las cabañas de este sitio turístico del cantón.
Los vasos con cerveza desfilaban entre las mesas de plástico al tiempo que el mar cubría más arena de lo previsto.
El aguaje transcurría casi inadvertido para los propietarios de restaurantes, quienes se concentraban en las cocinas.
Algunas meseras preferían coquetear con los visitantes para que sigan consumiendo en el local donde laboran.
Esto fue parte del panorama de una de las trece playas que hay a lo largo de la costa mantense.
La tónica en estos lugares fue homogénea. Gente que lanzaba agua desde las camionetas mientras que otros jugaban en la arena u observaban el mar bajo parasoles.
Las playas Tarqui, El Murciélago, Santa Marianita y San Lorenzo fueron las más visitadas ayer.
Justo a la altura del ingreso a estos balnearios se formaron atolladeros de vehículos pese a la presencia de los vigilantes de la Subjefatura de Tránsito que se distribuyeron a lo largo de la Ruta del Sol.
Más visitantes
Unos 300 buses permanecieron estacionados ayer en el sector de la Poza en Manta. Sus ocupantes se distribuyeron entre las playas El Murciélago y Tarqui.
Aunque la primera fue la más visitada ayer: llegaron unas doce mil personas.
Los propietarios centros de diversión nocturna y alojamiento solo tienen comentarios positivos sobre la asidua presencia de turistas en el cantón.
“Todo se me acaba rápido. He mandado a comprar cinco veces hoy y la gente sigue entrando”, expresó con beneplácito Guillermo Cañas, quien posee un restaurante en el sector de Tarqui.
Lorena Zambrano no encontraba ayer un hotel dónde hospedarse en Manta. “He buscado hasta en Montecristi, no hay cupo, creo que me voy a regresar”, aseveró.
Después avanzó en su vehículo por el malecón de la ciudad. Ella estaba con su madre y sus dos hijos.
A bailar
La avenida Flavio Reyes, la ruta hacia el hotel Howard Johnson o el malecón se convirtieron, como siempre, en los lugares preferidos de los visitantes durante las noches de este carnaval.
Los turistas estacionaban sus vehículos y se sentaban en las veredas para beber, conversar o solo para observar el ir y venir de vehículos y personas.
La quiteña Verónica Díaz era una de ellas. “Las discotecas están repletas, por eso hemos preferido coger un poco de aire”, explicó la noche del domingo pasado.
Ella estaba acompañada de su hermana y otros cinco jóvenes que estudian en la Universidad San Francisco de Quito.
Bomberos al rescate
Miembros del Cuerpo de Bomberos de Manta se encargan de vigilar los balnearios ubicados en las zonas rurales del cantón. Ellos ayudan con entusiasmo a las personas que tienen problemas. Vehículos atascados en la arena son parte de los inconvenientes que los bomberos solucionan. En los pasados días presentaron casos de niños perdidos, pero en general los problemas han sido solucionados oportunamente. Unos 40 voluntarios están distribuidos en las playas Santa Marianita, San Lorenzo y Piedra Larga.
Faltan obras
El desarrollo turístico no se evidencia en las calles polvorientas de Santa Marianita, una parroquia rural del cantón Manta. Mientras la playa lucía repleta de visitantes, los habitantes de este lugar se quejaron por la falta de infraestructura vial y de servicios básicos. “Aquí son pocas las calles pavimentadas y lo bonito se concentra alrededor de la playa. Quisiéramos algún día beneficiarnos más del turismo”, explicó Gonzalo Pachay, un habitante de esta parroquia.
Más control
Los ingresos a las playas ubicadas a lo largo de la Ruta del Sol son custodiados por policías. Ellos colocan conos con el fin de que el tráfico vehicular hacia estos sitios no se estanque. Un total de 700 elementos de la Policía, Defensa Civil y Fuerzas Armadas ejecutan operativos de seguridad para mantener el orden durante el feriado.