Familia lucha por romper el círculo del trabajo infantil

ATENCIÓN. Carla Quezada (derecha) y Alejandra Heredia durante la visita a la casa de la familia.
ATENCIÓN. Carla Quezada (derecha) y Alejandra Heredia durante la visita a la casa de la familia.

La explotación infantil es un problema que puede afectar a más de una generación.

Emerick V. tiene 6 años y sabe que en un día de venta en la calle puede ganar más de 20 dólares. Mide cerca de un metro, tiene ojos negros y una mirada profunda. Él y su hermano mayor, Jeremy, juegan con la pelota de fútbol afuera de su casa. Lo hacen mientras sus padres están en la vivienda conversando con la sicóloga y la trabajadora social del programa ‘Acción Guambras’.

Es el día de la visita a domicilio que hacen para abrir las fichas de los niños que están en el proyecto ‘Chicos de la calle’, en las vacaciones.

Durante la charla, Alejandra Heredia y Carla Quezada, hacen preguntas sobre la familia.

Carlos V., padre de Emerick y Jeremy, conoce bien la iniciativa de la comunidad salesiana, porque también fue beneficiario.

Cuenta que 1996 empezó a ir a la fundación para que lo ayudaran con las tareas de la escuela. Recuerda que desde muy pequeño salía con su madre a vender. “Si no ayudaba no teníamos para pagar el arriendo”, confiesa.

En esos años salían de su casa en ‘La lucha de los pobres’, al sur, para trabajar en la Av. Amazonas y República, al norte. Ahora su mamá tiene un puesto fijo ahí. Ella también trabajaba en las calles cuando era niña.

UNIÓN. Los hermanos Emerick (izquierda) y Jeremy V. (derecha) juegan fútbol en los condominios donde viven, al sur de Quito.
UNIÓN. Los hermanos Emerick (izquierda) y Jeremy V. (derecha) juegan fútbol en los condominios donde viven, al sur de Quito.

El reto
El caso de la familia Emerik y Jeremy evidencia que el trabajo infantil puede mantenerse por varias generaciones y que romper ese círculo es uno de los retos para programas como los que impulsan los salesianos.

Esto lo confirma Alejandra Heredia, quien trabaja como educadora en el proyecto ‘Chicos de la calle’. La sicóloga camina a diario por la Av. Amazonas, para identificar a los menores que trabajan o acompañan a sus padres a trabajar.

Explica que en el programa ha conocido muchos casos en los que esta problemática se arrastra desde los abuelos. El reto de esta iniciativa es cambiar esta realidad para 93 muchachos, que se benefician del programa y que durante la época de clases van al centro de ‘Acción Guambras’, ubicado en La Tola para hacer sus deberes y mantenerse alejados de la calle.

“Si el trabajo infantil se sigue repitiendo es una señal que la situación no ha cambiado”, sostiene José Ruíz, director de la fundación proyecto salesiano ‘Chicos de la calle’, zona norte. Añade que las personas que crecieron trabajando en la calle siguen necesitando ayuda para mejorar su calidad de vida y romper el círculo.

Heredia, quien se inició en programas de ayuda social cuando estudió en la Universidad Salesiana, ha recorrido la ciudad, en especial el sur, en busca de las casas de los niños que trabajan en la calle. “Ahí es donde ves la realidad, más que las preguntas, observamos los detalles”.

Para llegar al hogar de Emerik y Jeremy, hay que dirigirse hasta el conjunto Divino Niño en Caupichu, Guamaní. Para llegar hasta ahí hay que trasladarse desde la Av. Simón Bolívar, en vehículos informales que cobran 25 centavos por pasajero.

Los retos no terminan
Las paredes de la sala están repletas de fotos y caricaturas de Jeremy y Emerick. Su madre, Cristina C., cuenta que su hijo mayor empezó a vender desde que tenía 5 años, pero hace algún tiempo que ya no lo hace con frecuencia por los controles de la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen). Ella es la única de la familia que cuenta con un trabajo estable y afiliación al Seguro Social, su esposo no ha podido conseguir empleo y hace labores ocasionales.

EL DATO
El centro de ‘Acción Guambras’ está ubicado en las calles Don Bosco 227 y Los Ríos. Puede contactarse con el número 222 12 47.
Ambos reconocen que los niños “ayudan” más en los feriados o en las fiestas populares de otras ciudades como Latacunga, en Cotopaxi.

Jeremy, quien es tranquilo y tímido, suele vender productos como protector solar y palitos de ‘selfie’. Confiesa que no le gusta mucho hacerlo, porque todos venden más.

Enderick, quien tiene problemas auditivos, en cambio, vende cerca de sus padres, para escucharles cuando le llaman. Para él, la Dinapen es como el nombre de un grupo de fantasmas, porque nunca los ha visto. Sabe que son reales, porque a su prima se la llevaron una vez, pero espera no encontrarlos nunca. Su materia favorita es matemáticas y sueña con ser Policía.

Este año escolar será decisión de Carlos V. y Cristina C. que ambos chicos vayan a las tareas dirigidas del proyecto ‘Acción Guambras’. Mientras eso pasa, los pequeños seguirán jugando juntos con el balón, se reunirán con sus amigos del barrio a jugar policías y ladrones, acompañarán a su abuela en el puesto de la Av. Amazonas o saldrán a vender para ayudar a su familia. (PCV)

Acción Guambras’

Atención

° Total: 557 niños, niñas y adolescentes de 4 a 17 años

Sectores
° Iñaquito: 71
° Amazonas: 93
° La Marín: 80
° La Mariscal: 72
° Chillogallo: 76
° Don Bosco: 91
° Domingo Savio: 74

Cifras

Situación en Quito

° 700 niños están en trabajo infantil
° 53% de los niños son de provincias cercanas a Pichincha
Fuente: Patronato San José (2017)