En las tiendas no fían por miedo a que no les paguen

Los responsables de las tiendas ya no se arriesgan a anotar en los cuadernos, porque dicen que se han enterado de que han perdido el empleo. «Si ya no trabaja, con qué dinero me va a pagar», dijo Geomira Cedeño, administradora de una tienda en Calderón.

Los proveedores no llegan porque también los han despedido. Y los que les visitan lo hacen sin los productos necesarios y con precios más altos, ese el caso de los huevos que ahora cuestan entre 20 y 30 centavos más la cubeta.

En las fruterías ocurre lo mismo, a la gente que llega a pedir que les fíen les muestran rótulos que han pegado en sitios visibles donde dice claramente: ¡Soy su amigo, pero no fío!, y otros.

Las tiendas son puntos de encuentro de la gente que habita en un sector. Se conocen unos con otros y allí se enteran los pormenores de lo que sucede en esta pandemia.

A la gente que acude a estos sitios se le pide que haga fila, que utilice mascarilla y guantes. Algunas personas han dejado la vergüenza a un lado y piden que de alguna forma les ayuden. PSD