El mercado Amazonas, una radiografía de su realidad

REALIDAD. La parte abierta es la zona más crítica del Mercado Amazonas, pues la infraestructura, según los comerciantes, está por colapsar.
REALIDAD. La parte abierta es la zona más crítica del Mercado Amazonas, pues la infraestructura, según los comerciantes, está por colapsar.

Ibarra

El piso ha perdido la apariencia limpia y lisa por las miles de pisadas, tierra y restos de los productos que se venden a diario en aquellos puestos que improvisan comodidades. Entre las verduras y frutas, sobresalen víveres, algunos pollos por otro lado y quesos artesanales que botan su líquido inundando el ambiente con su olor.

Entrar al Mercado Amazonas es entrar a un lugar lleno de trabajo, donde la desesperación de familias enteras que luchan por tener un ingreso, que en la mayoría de casos apenas les alcanza para satisfacer las necesidades básicas, se siente a cada paso.

La parte abierta parece haberse quedado suspendida en el tiempo, desde el año en el que se trasladó el mercado donde ahora todo Ibarra lo conoce. Los techos que suenan con cada ráfaga de viento y cuyos orificios por el paso del tiempo, hacen de las goteras en inverno el enemigo principal del vendedor.

Los puestos hechos de madera, cubiertos con plásticos y algunos retazos de otros materiales, es donde día a día padres y madres de familia y también los más pequeños venden las cosechas de alguna finca o sus animales que les tomó tiempo y dinero criar, para así ganarse la vida, como ellos mencionan.

Lucha diaria

Es raro ver sonrisas entre los rostros de comerciantes que van entre 10 a 40 años haciendo de ese lugar casi un hogar, pues les gana la preocupación de salir ese día con todas las ventas. Desde las 06:00 empiezan a armar los kioscos con verduras, frutas, quesos, víveres y carnes para los ibarreños que acuden a ese centro de expendio, pero despiertan mucho más temprano pues algunos viven lejos de la urbe.

María Rosario Puentestar, tiene 83 años. Sentada en un pequeño banco de madera, con gafas oscuras y bufanda, espera la venta del día. Su esposo, la cuida pues ella perdió la vista. “Desde los 15 años yo aprendí a trabajar. En el mercado viejo del Águila empecé a vender con mi mamá, ahora estoy aquí…he pasado toda mi vida aquí, aquí perdí mi vista…”, comenta al hablar de su actividad en el mercado y de las necesidades de ese lugar.

Doña María vende conejos y cuyes, así se gana la vida. Según comenta siempre ha sido duro el ganarse algo de dinero, pero ahora mucho más, pues a decir de ella abundan los comerciantes en las calles aledañas quienes han optado por salir con gavetas a vender a los transeúntes.

“Creo que todos siempre hemos querido que esto mejore. Ha sido un sueño de siempre, pero mire, sigue igual”, añade.

Anhelos

Pocos son los que quieren opinar, porque se han cansado de decir lo mismo sin tener acciones tras sus palabras. Los comerciantes que comentan sobre el lugar, concuerdan que es urgente atender el sitio, ya que está por “colapsar”, la mayoría aspira quedarse ahí pues dicen que toda su vida han trabajado en ese lugar.

Marlene Padilla, tiene 35 años de actividad en el mercado. Se refiere al sitio como un lugar que requiere atención hace muchos años, pero que aún la espera. “La realidad es que el mercado necesita de mucho. Al menos la parte abierta necesita un mantenimiento urgente, lo cual no hemos tenido. Nuestra opinión, es que el mercado debería readecuarse aquí mismo, no estamos en contra de la construcción de un nuevo mercado, pero la mayoría de compañeros comerciantes ha manifestado que se quiere un solo mercado y bueno, donde todos podamos estar en buenas condiciones”.

Mientras eso sucede, los comerciantes anhelan que los cambios y ofrecimientos se cristalicen en el sitio. Los problemas de infraestructura, orden y limpieza sobrepasan los límites a decir de ellos, además de otras problemáticas que van en aumento como la venta ambulante en los alrededores.

La parte abierta del Mercado Amazonas es el reflejo del paso del tiempo y la falta de intervención. Ahí se comercializan verduras, frutas en su mayoría pero la falta de orden ha generado que se instalen puestos de carne, lácteos o víveres sin estructura adecuada. Por otro lado en la parte cerrada, también existen necesidades principalmente de adecuación de infraestructura, según los comerciantes. (CFDA)

Tome Nota
Más de 3.000 personas venden sus productos en el Mercado Amazonas, el centro de expendio más grande de la ciudad. Los problemas de orden e infraestructura aquejan a los comerciantes que aspiran tener un mercado con condiciones necesarias para la actividad.“Las necesidades del mercado son muchas. Cambios en infraestructura por ejemplo en el techo, durante el verano e invierno se presentan varios inconvenientes que al final no solo causan molestias a los comerciantes, sino a los mismos clientes. Requerimos atención para mejorar nuestras condiciones de trabajo”

Danilo Gudiño, comerciante

“Considero que hay muchas necesidades aquí en el mercado. Deberían las autoridades enfocarse en nosotros los comerciantes. Aquí se nos inundan los puestos en invierno y durante el verano los fuertes vientos también nos causan problemas, en general la infraestructura necesita una intervención”

Jimena Godoy, comerciante

“La infraestructura en este sector abierto ya está colapsada, se debería intervenir urgente. También es necesaria una organización de los puestos. Controlar las ventas ambulantes y que nos apoyen con la publicidad para que la gente acuda al mercado”

Víctor Carrera, comerciante

“Creo que es urgente un nuevo mercado pero rehabilitando el actual. Aquí estamos por muchos años y es necesario que se escuche nuestra opinión”

Edwin Coronel, comerciante