El drama humano después del atentado terrorista en San Lorenzo

Esmeraldas.

Justo cuando algunas autoridades dejaron la ‘zona cero’ de la tragedia en el cantón San Lorenzo, norte de Esmeraldas, frontera con Colombia, empezaron las preguntas de los damnificados. ¿Y ahora dónde vamos a dormir? ¿hasta cuándo estaremos en los albergues que dicen que nos llevarán? ¿nos darán otra casa? ¿ volverá a explotar otra bomba?.

Nadie les daba respuesta. Nadie. Por momentos uno que otro funcionario de la Secretaría de Gestión de Riesgos se les acercaba para hacer lo mismo que otros funcionarios realizaron en la mañana. Preguntarles ¿cuántos viven en casa?, ¿cuántos adultos, cuántos niños…? luego un gracias y siguen con otra familia. Así lo mismo una y otra vez, mientras la noche empieza a recordarles a todos que están sin energía eléctrica.

Las camas, los escombros y las fotos familiares se ‘pierden´ entre la oscuridad. Lo único que genera luz y ruido es la retroexcavadora que a las 17:48 empezó a socavar el lugar de la explosión. En ese momento otra pregunta de los norteños: ¿para qué trabajan allá, mientras acá (casas destruidas) está todo por recoger?. Otra vez no hay respuesta.

Todo el drama humano empezó con una explosión a las 01:40 de hoy, en los exteriores del Comando de Policía de San Lorenzo. Las autoridades del Ministerio del Interior le atribuyen el atentado a los grupos internacionales del narcotráfico, quienes estarían vengando los decomisos de droga y detenciones de su gente.

Los subversivos pasaron de solo amenazar a funcionarios de la Fiscalía y la Policía, a realizar un atentado, en la que también hirieron a 19 civiles y cuatro uniformados que estaban en el destacamento que se destruyó en un 95%. Lo que se mantiene intacto es el vidrio del cuadro de dos hermanos de una de las 105 familias afectadas por la onda expansiva, resistencia que difiere con la destrucción de decenas de ventanales cercanos al lugar de la explosión del carro bomba. MGQ