Para los habitantes de la Costa, el Día de los Difuntos es una fecha para mantener vivas prácticas con las que recuerdan a aquellas personas que ‘se han ido’. En Los Ríos y otras zonas aledañas, familias enteras acuden a los cementerios acompañadas de músicos con el objetivo de dedicar una serenata a la persona que ha fallecido.
En caso de no tener suficiente presupuesto para hacer esta ofrenda, ellos llevan un radio, una grabadora o un equipo de sonido portátil junto con un repertorio de canciones preferidas por el finado.
Los estilos más sonados son los pasillos, los boleros, la rokola e incluso la música ranchera, a la que acompañan con un brindis, colada morada o una gran comida con el objetivo de pasar el día completo junto a la tumba del ser querido.
Rocío Benítez afirma que para ella esta costumbre llena de alegría a su alma. “Con la música que se ofrece a cada uno de los seres que se encuentran ausentes se evocan buenos momentos y quizás la soledad se hace menos evidente”.
El día anterior también se hacen demostraciones y ritos religiosos que comprenden actividades como vigilias, misas y oraciones especialmente en los cementerios ubicados en las localidades rurales.
Los familiares acuden con velas para iluminar las tumbas, mientras pasan la fría madrugada compartiendo anécdotas de la persona que murió, además adornan los nichos conmuchas flores.