Algunos temen por sus trabajos, mientras que las deudas arrecian. Hay un pedido al Gobierno.
Los efectos del confinamiento por el coronavirus han hecho que el mundo dé un giro en pocas semanas. En esta situación, entre tantos panoramas desalentadores, está la incertidumbre que viven los migrantes, como el caso de lojanos, ya que en algunos casos les cesaron sus funciones laborales, incrementaron las deudas e incluso algunos viven en la soledad.
España
Desde el 13 de marzo inició el estado de emergencia en España, “desde la fecha no podemos trabajar, ya que solo podemos comprar alimentos y pasear las mascotas”, cuenta “Jorge”, nombre protegido, quien es lojano y lleva alrededor de 15 años viviendo en dicho país europeo.
Días después que inició la cuarentena, en la empresa de hostelería que labora le hicieron un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), que es un procedimiento administrativo por el que un empresario puede suspender o reducir el contrato de trabajo de sus empleados de forma temporal.
“Me reconocen el 70% de lo que gano, pero todavía no me paga el Gobierno, me dijeron que posiblemente para el 10 de mayo o si no me tocaría esperar para junio, ya que, son muchas personas las que están en esta situación”, cuenta y agrega que tan solo recibió de lo que trabajó hasta el 13 de marzo, con lo que está subsistiendo hasta ahora, pero que ya le queda muy poco.
Le preocupa quedarse sin empleo y mantener las deudas; por lo pronto dialogó con los propietarios de la vivienda donde habita, para pagar el arriendo cuando cobre y en cuotas; adicional tiene que cancelar alrededor de 100 euros por agua ya que paga cada tres meses, de gas es 17,45 euros, 93 euros por luz, más Internet, servicio de cable; sin contar lo de la alimentación.
En este país existen más de 200.210 contagiados, de los cuales alrededor de 20.852 han fallecido.
Retorno
‘Claudia’ junto a su esposo e hija, en cambio, residen en España y vinieron a Loja de visita en febrero, pero hasta la fecha no retornan, en parte por temor al contagio, sobre todo de su bebé que no cumple el año de nacida. Están viviendo en la casa de la madre de Claudia, pero mantienen también la incertidumbre por lo que les deparará.
También los ingresaron al ERTE, pero tampoco reciben el sueldo aún y no saben lo qué pasará con sus trabajos.
Debían viajar en la primera quincena de marzo y les cambiaron para el 19 de abril y se volvió a aplazar; pero máximo pueden estar tres meses en Ecuador, ya que deben sacar los papeles de su hija, caso contrario les hacen carta de expulsión y no pueden entrar durante 10 años.
Italia
Son cerca de siete años que José C. vive en Italia, país dónde se contabiliza ayer más de 181.228 contagiados y donde han fallecido alrededor de 24.120 personas. Cuenta que desde el 21 de febrero están en confinamiento y desde la fecha, al tener un contrato como de planta, recibe el 70% del sueldo.
“A la gente que trabaja por contratos de meses, la despidieron. Acá si debes a los bancos y el arriendo hay que pagar, porque no se ha suspendido esa retribución”, puntualiza y alega que la situación es crítica, peor aún para quienes viven del trabajo del día, “no tienen ni para comer”, revela.
En su caso, debe cancelar 800 dólares de arriendo, cada dos meses llega la factura de luz que es 120 euros mínimo aunque ahora que están en casa sube a 180 más o menos. De gas paga entre 40 y 50 euros.
EL DATO
En el caso de España fueron ingresados al Expediente de Regulación Temporal de Empleo y reciben 70% de su sueldo.
Propuesta para vuelos humanitarios
El asambleísta lojano, Byron Suquilanda Valdivieso, cuenta que presentará un proyecto en el que pide al Gobierno que haga verdaderos vuelos de carácter humanitario.
“Los vuelos que ahora salen esporádicamente, que no son más de cinco, y les están cobrando desde 500 dólares, adicional que deben pagar los lujosos hoteles que les dan opción durante los 15 días de cuarentena que obligatoriamente deben cumplir en Ecuador”, refiere.
Afirma que algunos han ido por trabajo, estudios y otros por vacaciones y son tres o cuatro miembros de una familia, lo que les suman montos onerosos.