En Ambato, las trabajadoras sexuales se ubican en nuevas zonas; muchas son jefas de hogar con poca educación.
Las calles del centro de la ciudad están invadidas por la prostitución que aumentó durante la cuarentena debido a las pocas opciones laborales. Antes, el lugar de concentración de las trabajadoras sexuales era los alrededores del parque 12 de Noviembre pero ahora se expandieron por la calle Juan Benigno Vela, Unidad Nacional, y principalmente por la Maldonado y Cevallos.
Según los dueños de los locales de este sector, desde la mañana, hay entre 10 a 15 trabajadoras sexuales en las calles.
“Estamos preocupados porque este problema social trae consigo delincuencia y venta de drogas”, dijo Rodrigo (nombre protegido).
Casa de citas
Una vivienda que está ubicada en la esquina de la Maldonado y 12 de Noviembre, funcionaría como casa de citas.
Se puede mirar como del lugar entran y salen trabajadoras sexuales durante todo el día.
“Sabemos que en esa casa llevan a los clientes, se supone que es clandestino pero si cualquiera se para aquí durante una hora va a mirar lo que sucede, por eso pedimos a las autoridades más controles”, indicó Jorge (nombre protegido).
Realidad
Las mayoría de mujeres que están en la calle no lo hacen por gusto sino porque lo necesitan. De las 67 mil trabajadoras sexuales que hay en el Ecuador 54 mil son jefas de hogar, es decir, mantienen sus casas y a sus hijos.
“Nuestro trabajo no es fácil y no lo hacemos por diversión, necesitamos el dinero para dar de comer a nuestras familias. Nos arriesgamos porque no tenemos otra opción”, manifestó Lady (nombre protegido).
En la calle están las trabajadoras sexuales más pobres, ganan por cada encuentro 10 dólares, los cuales son repartidos en el pago del hostal, a veces un porcentaje al proxeneta, es decir les queda de tres a cinco dólares.
Según un censo del Municipio de Ambato, hasta inicios de este año, en Ambato, se registraron 42 mujeres que ejercen la prostitución.
La Ley
En el país, el trabajo sexual no está reconocido como una actividad laboral, por lo tanto quienes se dedican a la prostitución no tienen ningún derecho.
El Código Orgánico Integral Penal (COIP) tampoco lo establece como un delito o una contravención, es decir estas personas viven en el limbo.
La administración anterior de la ciudad tuvo intentos por regular el trabajo sexual, pero los proyectos nunca dieron resultados.
A decir de Diego Flores, intendente de Policía de Tungurahua, no pueden ingresar a hacer operativos en una casa particular porque necesitan una orden de allanamiento dispuesta por un juez, pero para que eso pase debe haber evidencias que en ese lugar haya un delito.
“La prostitución no es un delito, la trata de personas y el proxenetismo si, necesitaríamos que las personas que están prestando sus servicios digan que trabajan de manera forzada pero como actúan de forma de voluntaria no hay delito”, aclaró Flores. (APQ)