LA HORA – AGENCIAS
El liberal independiente, varo Uribe, asumireste micoles la presidencia de Colombia por los primos cuatro as, con el compromiso de combatir los grupos irregulares que han llevado al pa a niveles de violencia intolerables, combatir la corrupci polica y sacar al pa de su marasmo econico.
Ganador de la elecci con una aprobaci del 53 por ciento, que le permitieludir una segunda vuelta electoral, Uribe, un disidente liberal de 50 as, tiene ante sel reto formidable de comandar un pa que se incendia por todos los costados.
El mismo ha sido vtima inmediata de la violencia que sacude al pa: el pasado 14 de abril, en plena campa electoral, fue objeto de un atentado dinamitero en la caribe Barranquilla. Explosivos fueron colocados al paso de su caravana, y so lo salvel blindaje de su vehulo, aunque esta acci les costla vida a cinco personas.
La guerra: de mal en peor
La violencia endica en este pa de 42 millones de habitantes tiene como principales protagonistas a los grupos guerrilleros FARC y ELN y a los paramilitares de extrema derecha, a los que ha prometido combatir mediante una mezcla de fortalecimiento militar y negociaciones con una mediaci internacional liderada por la Organizaci de Naciones Unidas y sobre la base de una tregua.
Con el ELN debilitado y los paramilitares en pleno proceso de divisi y recomposici, son las FARC, con sus 17 mil hombres, la ecuaci m difil que tendrque resolver el nuevo presidente colombiano.
Las FARC se enfrascaron durante tres as en un proceso de paz con Andr Pastrana, quien inclusive les cedidurante este tiempo un territorio de 42 mil km2 para llevar a cabo allla negociaci, que terminen estridente fracaso el pasado 20 de febrero.
Y fue, justamente, la oposici a ese proceso la que catapulta Uribe a la presidencia.
Problema tras problema
Para la politoga Adriana Delgado, de la Universidad Javeriana, la llegada de Uribe al poder y su propuesta de autoridad y mano firme hace previsible un recrudecimiento del conflicto, que dura cuatro dadas, y, en consecuencia, una agudizaci de la crisis humanitaria que afronta Colombia.
«Un proceso de paz con las FARC no va a ser rido y en esa medida es probable que el Gobierno, presionado por la opini plica adentro y afuera, tenga que recurrir a factores de fuerza que nos van a significar muchos m costos humanos», dijo Delgado.
No sersu ico problema: en lo inmediato Uribe podr enfrentar una seria oposici en el Congreso, al que prometireducir, de los 268 miembros actuales a 150. Y no so eso, tambi prometirevocarlo, de manera que el parlamento que tomposesi hace apenas 15 ds no cumplir sus cuatro as sino un mimo de uno.
Econom, otra tormenta
Las dos principales publicaciones colombianas, el diario El Tiempo y el semanario El Espectador, coincidieron en sus editoriales el domingo en que Uribe deber considerar dar prioridad a otros temas como el orden plico o las reformas econicas y no meterse en una pelea con el Congreso.
Es en la econom donde Uribe tendrotro frente de tormenta, con un pa con su crecimiento casi nulo, una cifra de 50 por ciento entre desempleados y subempleados y una deuda externa que esten un 48 por ciento del PIB, todo esto en el contexto de una crisis galopante en el resto de Amica Latina.
Todo un reto para el nuevo presidente colombiano, que adem deberquitarse de encima la desconfianza internacional que existe sobre su programa para erradicar la violencia y los presuntos nexos con los paramilitares de extrema derecha.
M pobres que nunca
El representante del Banco Mundial en Colombia, Alberto Chueca, apuntque en Colombia hay m pobres que nunca, en buena medida porque «los niveles de quienes tienen ingresos m altos crecieron m rido que el ingreso de los pobres».
El conflicto armado interno ha sido una de las causas del aumento de la pobreza, pero tambi se agregan la recesi econica y el dise equivocado de los programas de atenci a los pobres, destacel experto.
Los analistas consideran que el conflicto armado afecta la actividad productiva y la creaci de empleo, adem de obligar a destinar grandes recursos a la seguridad.
Las propuestas de Uribe prev una polica social localizada en los puntos neurgicos del conflicto, sin grandes cambios macroeconicos, lo cual puede llevar al estallido de la crisis social.
Su polica econica gira alrededor de dos ejes, que son vivienda y educaci, pero necesita recursos para ello, lo cual implicarque tenga que renegociar con el Fondo Monetario Internacional y aplicar nuevos impuestos.
Seg el nuevo mandatario el pa necesita invertir anualmente mil millones de dares en defensa y seguridad, un monto que la poblaci a no sabe de dde saldr
Colombia gasta anualmente cerca de 3 mil 100 millones de dares en defensa, que representan 3,3 por ciento del producto interno.
Perfil
Si algo es varo Uribe es un convencido de sus ideas, que adem han sido las mismas desde hace as. Sostiene que de lo mucho que ha leo rescata sobre todo la idea bolivariana del «orden como valor fundante de las libertades».
Cuando se le pregunta que es lo que m felicidad le produce, siempre contesta: «Lo ico que siempre me hace sentir bien es la satisfacci del deber cumplido».
Su Gobierno sin duda harhistoria. Primero porque promete gobernar de verdad. Por ejemplo ha anunciado que va a meter a la ccel a los evasores de impuestos.
Segundo, porque tiene la osad «para dar saltos sin saber si al otro lado hay un abismo», como dice alguien que lo conoce bien.
Y, sobre todo, porque es tan obsesivo en conseguir resultados que puede llegar a acumular el suficiente poder para transformar las cosas.
Por todas estas cualidades, si se equivoca, lo haren grande.
Lo que viene
Uribe inicia hoy su gesti ante la desconfianza de los organismos humanitarios, que lo perciben muy cercano a los paramilitares de extrema derecha.
A Uribe lo espera un pa con 56 por ciento de sus habitantes en la pobreza, nueve millones de ellos sobreviviendo con menos de un dar por d, 16 por ciento de la poblaci econicamente activa desempleada y la brecha entre ricos y pobres en constante aumento.
Cauteloso en sus declaraciones desde que resultelecto presidente, Uribe tiene una imagen de hombre autoritario.
Pero debe cuanto antes, seg los analistas, «exorcizar los demonios» si quiere la participaci de la comunidad internacional en un eventual diogo de paz.