El 50% de los desempleados, informales y subempleados del país son jóvenes de hasta 30 años. Se necesita combinar flexibilidad, crecimiento económico y mejor educación.
Uno de los grandes retos para el próximo gobierno es la concreción de una reforma del Código de Trabajo que permita que más personas accedan al mercado laboral en mejores condiciones.
Hasta el 30 de septiembre 2020, que es el corte de la última encuesta publicada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), 5’281.038 ecuatorianos sobrevivían entre la informalidad y el desempleo. De ese total, el 50%, es decir, 2’693.257 eran jóvenes de entre 18 y 30 años.
En este contexto, Andrea Muñoz, economista, comentó que se debe combinar acciones que incluyen la flexibilización para la contratación, crecimiento económico con prioridades de inversión y mejor educación.
“Las nuevas modalidades que, desde octubre de 2020, está impulsando el Ministerio de Trabajo son un buen punto de partida, aunque no hayan despegado todavía”, acotó.
A continuación te decimos cuáles son las claves para mejorar la calidad de trabajo:
1. Inversión en sector estratégicos
El país no tiene información actualizada sobre la situación del mercado laboral el último trimestre de 2020 y los dos primeros meses de 2021. El INEC ha incumplido con su mismo calendario de publicaciones estadísticas.
Esto es grave, porque las actuales y futuras autoridades no pueden generar nuevas normativas a ciegas, sin saber qué sectores de la economía tienen más potencial de crear empleos de calidad si se dan facilidades e incentivos.
Un conocimiento claro de lo que realmente pasa en la economía podría servir también para determinar dónde se debe estimular la inversión, tanto pública como privada. “Hay que invertir en sectores intensivos en mano de obra, que sean cada vez más productivos como el procesamiento de alimentos o agroindustria”, dijo Ekkehard Ernst, economista en la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
2. Flexibilidad sin precarización
Se debe rechazar la idea de que “cualquier empleo es mejor que no tener trabajo”. Eso podría ser cierto desde la perspectiva de un trabajador indigente, pero tiene poco sentido en términos económicos. Los empleos de baja calidad agravan la desigualdad y desaprovechan el potencial productivo. Por eso, no se debe ir de una pesada y rígida regulación a una flexibilización de la contratación sin ningún freno.
Los salarios mínimos diseñados de forma adecuada, la seguridad social y las políticas activas del mercado laboral -entre otras, la asistencia en la búsqueda de empleo y los programas de prácticas de aprendizaje-, son buenos para la productividad de los trabajadores y contribuyen a facilitar el consumo en épocas de crisis.
3. Regular las plataformas digitales
El avance de la tecnología no puede contenerse, pero se puede regular de manera adecuada el creciente mercado laboral que generan las plataformas digitales. Los trabajadores de esas plataformas deben tener acceso a prestaciones y servicios del Estado. Para eso, una opción podría ser una reducción de los pagos de impuesto a la renta a cambio de que se dé coberturas sociales. Además, se necesitan modalidades contractuales específicas para los nuevos sectores en crecimiento.
4. Mejor educación y capacitación
Inversiones en reformas y modernizaciones del capital humano con el fin de educar y capacitar de manera adecuada a los jóvenes, para que mejoren sus posibilidades de empleo. Además, con la alteración del panorama económico provocada por la pandemia, que ha creado oportunidades para que algunos sectores prosperen mientras otros se debilitan, las autoridades deben brindar asistencia a los trabajadores para que se actualicen adecuadamente. (JS)
Cifras del sector joven
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estableció que, a nivel mundial:
- El 17% de las personas entre 18 y 30 años que antes trabajaban, dejaron de hacerlo cuando sobrevino la pandemia.
- Y el 42% sufrió una caída del ingreso.