Junto a la comitiva de comunicadores sociales, ayer la asambleísta por Esmeraldas, Roberta Zambrano, recorrió los sitios donde la refinería almacena la sosa cáustica gastada y la Dietanolamina, químicos considerados peligrosos y no recomendables a la exposición humana.
Ella, los técnicos de Petroecuador, camarógrafos y fotógrafos tuvieron acceso a la bodega donde hasta el 31 de diciembre se aspira a almacenar unas 2.800 toneladas de los químicos y exportarlos para su tratamiento a Francia u Holanda, con una inversión de entre 3 y 7 millones de dólares.
También se le informó sobre las cerca de 1.500 toneladas de catalizador gastado. De acuerdo a la cartilla de identificación colocada en cada saco blanco de 3.5 toneladas de desechos considerado no peligrosos, se precisa que fueron monitoreados en mayo de 2018 y que tienen tres tipos de radiaciones: Alfa con 0.65 cps; Beta, 0,64 cps; y Gamma que llega 43,4.
Pedido de investigación
El recorrido concluyó en las 90 biopilas de tierra mezclada con hidrocarburos, extraídas dentro de un área de 50 hectáreas, almacenadas y tratadas dentro de las 240 hectáreas del complejo industrial . Aquello es considerado como pasivos ambientales.
Ella le pidió al Fernando Benalcázar, subgerente de Seguridad, Salud y Ambiente de Petroecuador, que se revise algunas fichas médicas y se haga un muestreo de cómo está la situación médica de los trabajadores de la refinería de Esmeraldas.
“No queremos culpar, solo dilucidar cualquier interrogante que haya, porque coincidencialmente hay trabajadores (de refinería) con enfermedades catastróficas. Sabemos que no es la única planta que existe, también está Termoesmeraldas”, detalló la Legisladora.