Articulado eléctrico cumple 20 meses en corredor difícil

Servicio. El articulado eléctrico cumple ocho viajes diarios.
Servicio. El articulado eléctrico cumple ocho viajes diarios.

La terminal del Corredor Central Norte de La Ofelia, en el norte de Quito, es como un hormiguero durante las horas pico (de 07:00 a 09:00, de 12:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00) por la cantidad de gente que usa este sistema, en el que se hacen pruebas con un articulado eléctrico desde hace 20 meses.

Dentro de la unidad fabricada por la empresa china BYD (Build Your Dreams o ‘Construye tus sueños’) todo parece nuevo. “No contamina y tiene 480 caballos de fuerza, en comparación con los articulados viejos que sólo llegan a 300. Yo hago ocho viajes al día”, dice Luis Toapanta, quien conduce este automotor desde que llegó a la ciudad.

Una vez que estaciona el articulado en el andén de desembarco de La Ofelia, recibe a un equipo de La Hora con una sonrisa: “Ustedes me dicen las tomas que quieren hacer y yo con gusto”.

El enorme bus tiene capacidad para llevar 165 pasajeros, aunque en horas pico “entran hasta 200 máximo”, confirma Toapanta mientras se prepara para un nuevo embarque en la unidad que llegó a la ciudad en el marco de un plan piloto de la Alcaldía, para sustituir todo el transporte público por unidades eléctricas.

Todo un cambio
Los usuarios suben con calma y en sus rostros se nota su alegría. Esto, porque no tendrán que viajar en las viejas unidades que funcionan a diésel. Algunas de ellas, incluso, ya cumplieron su tiempo de vída útil.

“Al menos 10 años llevo viajando en estos buses. Sí, es necesario que los cambien”, dice Anselmo Luján, un contador de 67 años con movilidad reducida, que usa a diario los buses del corredor, desde La Ofelia, en el norte, hasta Seminario Mayor, en el centro, donde tiene su oficina.

“Andar con bastón es complicado. Si a eso le sumas el mal estado de las puertas de acceso a los articulados y que los asientos preferenciales casi nunca están disponibles, entonces te alegras cuando te toca el bus nuevo”, comenta Anselmo.

Como él, otros usuarios comentan que el articulado eléctrico no suena, no emana esas horribles nubes de humo negro y hasta pareciera que cuenta con aire acondicionado, por lo fresco que se viaja en su interior.

“Lo he usado varias veces y la diferencia es notable con los viejos articulados. No suena y, a veces, parece que estás en una nave espacial. La ciudad se vería más bonita con unidades así”, dice Iván Alcalá, estudiante de la Universidad Central quien usa el servicio a diario.

Cada vez que el articulado eléctrico entra a La Ofelia es un elemento de distracción: todos quieren montarse y experimentar algo diferente a las unidades que, poco a poco, cumplieron sus años de servicio.

Mirando al futuro
Ney Jiménez, coordinador del consorcio Corredor Central Norte, cuenta que la experiencia con la unidad eléctrica ha sido positiva. Ahora, la idea es que al menos 60 unidades (entre buses y articulados) se cambien a los eléctricos o a buses nuevos de diésel. No ofrece cifras sobre cuánto costaría hacer eso, pero asegura que ya han conversado con el alcalde, Jorge Yunda, para migrar a una nueva tecnología.

Esto lo comenta mientras en los patios traseros de La Ofelia se puede ver el ‘cementerio’ de los articulados que ya cumplieron su vida útil, y cómo los mecánicos de la terminal tratan de infundir vida a seis articulados muy vetustos.

“Imagínate entrar a uno de esos articulados, y que sólo haya espacio atrás. Quedas apretado y tragando todo el humo que se mete desde el tubo de escape”, dice Gabriela Santos, enfermera del hospital Pablo Arturo Suárez y que todos los días usa el Corredor Central Norte para llegar a su casa por el parque de La Alameda. (JDC)