‘Aprender un oficio te desata del maltrato’

“Soy de las pocas mujeres en Esmeraldas que arregla relojes. Todos los días desde las 08:00 hasta las 16:00, me ubico en la esquina de las calles Bolívar y Juan Montalvo de la ciudad de Esmeraldas a la espera de clientes.

El oficio lo aprendí de mi compañero de vida, Humberto Quinde León, con quien lleva 33 años de unión libre. Soy auxiliar de Enfermería y trabajaba cuidando a personas en casas, en clínicas privadas, y en el hogar aplico sueros e inyecciones.

Recuerdo que hace cuatro años mi esposo sufrió una caída. Luego perdí mi trabajo y sentí la necesidad y la capacidad de tomar la batuta en el puesto de mi esposo. Mi marido me acompaña pero el trabajo está bajo mi dirección. Cuento parte de mi vida para decirle a las mujeres que al aprender un oficio hace libre a cualquier atadura del maltrato sicológico y físico.

No he sufrido agresiones con mi pareja. Desapruebo este tipo de actos que agreden a las mujeres. Las más vulnerables son aquellas que no saben trabajar y dependen sólo del marido. Por esa razón insisto en que aprendan alguna actividad que les brinde solvencia económica”.

Gladis Meza, relojera