El control vehicular en la vía pública comenzó ayer simultáneamente en varios puntos de la ciudad.
Las brigadas detuvieron a los automotores particulares, de carga y de transporte público que no tenían el adhesivo ambiental o que emanaban demasiado humo.
Patricio Vega, a bordo de un Mitsubishi Lancer, fue uno de los primeros conductores retenidos por una brigada en la avenida Amazonas, mientras se dirigía a su trabajo.
Este ciudadano presentó todos los documentos para justificar el motivo de por qué no tenía el certificado ambiental.
Dijo que su vehículo es “especial”, porque en la ciudad no existe un sistema para arreglar su sistema de inyección. Mencionó que el año anterior, por dos ocasiones, acudió a los centros de revisión vehicular, pero no pasó. Mostró incluso el recibo por el costo del chequeo.
A pesar de sus explicaciones, los técnicos que conforman la brigada le extendieron una citación para que, en un plazo de ocho días, concurra a cualquier centro de revisión.
Si no lo hace, su vehículo podrá ser detenido por cinco días y Vega tendrá que pagar una multa de 200 dólares.
De igual forma, Juan Pillalaza circulaba por el sector de la parque La Carolina y fue sorprendido por la brigada. El vehículo no tenía ningún sello ambiental.
Su propietario manifestó que al carro lo usa más en la Costa, razón por la cual no asistió a las revisiones en años anteriores.
Sin embargo, los técnicos explicaron que la ordenanza municipal es clara: “Todo vehículo que circula en Quito debe asistir a la revisión”.
Pillalaza también recibió una citación.
Mediciones
Los buses urbanos tampoco se libraron del operativo y, a pesar de tener los adhesivos, fueron medidos con los opacímetros.
Este fue el caso de la unidad 2427 de la cooperativa Paquisha. La medición estuvo dentro de la norma permitida. El propietario, Nicolás Guano, dijo que está de acuerdo con los operativos en la vía pública, pues admitió que sí existen buses que contaminan.
Los operativos se cumplirán todos los días, de lunes a viernes en cualquier punto de la ciudad. Unas seis brigadas trabajarán en la mañana y tarde.
La norma nacional sobre opacidad es del 50 por ciento para los vehículos del año 2000 en adelante y 60 por ciento para los automotores de años anteriores al 2000.
Verifican vidrios, llantas y tubos
Las brigadas están integradas por personal de la Unidad de la Policía Ambiental, Politécnica Nacional, Corporación para el Mejoramiento del Aire (Corpaire) y de la Empresa Metropolitana de Servicios y Administración del Transporte (Emsat).
El control se efectúa con el apoyo de opacímetros que se calibran todos los días y una computadora que dispone de información en red, tanto de los centros de revisión, como de Corpaire.
“El control vehicular es un procedimiento para completar y optimizar la revisión técnica de los automotores”, manifestó Hernán Calisto, asesor jurídico de Corpaire.
Los técnicos también observan el estado de los neumáticos, de los vidrios, la ubicación de los tubos de escape (que deben estar atrás del bus, en la parte izquierda y hacia abajo).
Citaciones
101 vehículos fueron revisados ayer en la vía pública en el transcurso de la mañana.
69 de ellos fueron citados.
9 fueron detenidos, entre livianos, de carga y de transporte público.
Vigilancia a cargo de la Emsat
La Emsat se encarga de la vigilancia de los vehículos que son detenidos por cinco días.
El patio, situado al norte del aeropuerto, tiene capacidad para más de 200 carros.
Francisco Arauz, jefe de fiscalización de Emsat, expresó que guardias privados son los responsables de la vigilancia de los vehículos y descartó que se produzca algún robo porque, cada vez que llega un automotor al patio, se le coloca un sello en las puertas.
El propietario solo puede retirarlo después de cinco días y luego de haber cancelado los 200 dólares. Debe presentar la matrícula, la cédula y los recibos de pago de la multa.
Al momento, en el patio de la calle Gualaquiza todavía existen 13 carros que fueron detenidos el año pasado. Los propietarios no han podido retirarlos por falta de dinero.