El miedo se apodera de los quiteños

El miedo y la desconfianza hacen que se pierda el sentido de solidaridad y comunidad, según expertos.
El miedo y la desconfianza hacen que se pierda el sentido de solidaridad y comunidad, según expertos.

Los hechos delictivos en Quito causan algunos efectos psicológicos. El miedo, la paranoia, el insomnio y el estrés post traumático son algunos de ellos.

En una encuesta informal realizada por este diario, la mayoría de los consultados respondió que siente miedo de salir a la calle.

Sus experiencias y los comentarios que han escuchado sobre robos en los buses, atracos a locales comerciales y asaltos a mano armada son las razones para que este temor se multiplique.

La psicóloga Paulina Bucheli, señala que cuando una persona ha sido víctima de un robo, es más propensa a sentir miedo.

Según la experta, la inseguridad no sólo causa efectos psicológicos, sino también efectos psicosomáticos, como sudoraciones, temblor en las piernas y palpitaciones fuertes.

Las consecuencias más comunes en los pacientes de Bucheli son el miedo y la paranoia.

«La mayoría, luego de pasar por una mala experiencia, piensa que todo el mundo le va a robar. Todos se convierten en sospechosos, sienten que los persiguen», explicó.

Noticias
Los medios de comunicación podrían ser también culpables de esta tendencia.

Según Natalia Sierra, socióloga, “las noticias sobre muertes, asaltos y violaciones hacen parecer que vivimos en una sociedad súper violenta».

Así, aunque Quito no una ciudad tan peligrosa en comparación con otras de América Latina, la percepción de la mayoría de la comunidad es que la delincuencia ha subido.

De ese incremento está convencida Angelina Moya, moradora de Carapungo, para quien ahora no hay cómo andar tranquila por las calles, «sobre todo en las noches, aunque los ladrones también roban a plena luz del día y sin importarles nada», dice algo enfadada.

Nadie hace nada

Sierra dice que la gente ya no confía en nadie y que, cuando alguien se acerca, se pone a la defensiva, mira con sospecha y se aleja.

También sostiene que el miedo hace que las personas no presten ayuda cuando sucede un asalto. «Se ha perdido ese sentido de solidaridad, casi ya no existen los lazos de comunidad», agregó.

Santiago Manosalvas cuenta que lo asaltaron en el bus y que, pese a que todos se dieron cuenta, nadie hizo nada.

«Aunque fue un escándalo, el chofer ni siquiera paró el bus, la gente se quedó mirando y el ladrón muy campante se bajó y se fue», dice.

Añade que tal vez con la colaboración de todos se hubiera podido aprehender al delincuente, pero que el miedo o el quemeimportismo fueron mayores.

CIFRA
80 denuncias por día (por diferentes delitos) se presentan en la Policía Judicial de Pichincha.