JERUSALEN, AFP.-
Las fuerzas israelíes se encontraban el martes en estado de alerta máxima por temor a nuevos atentados palestinos mientras el gobierno estudiaba su respuesta al ataque que el lunes dejó nueve muertos, además del kamikaze, y decenas de heridos en Tel Aviv.
Se incrementaron los controles en todas las grandes autopistas y en las fronteras entre Israel y Cisjordania, de donde procedía un miembro de Yihad Islámica que hizo estallar su carga matando a nueve personas en un restaurante de comida rápida el lunes en Tel Aviv, a la hora del almuerzo.
El primer ministro en ejercicio, Ehud Olmert, declaró que los autores de este atentado serán castigados y se comprometió a «hacer todo lo necesario para hacer frente a los terroristas y sus jefes».
Los militares israelíes llevaron a cabo un ataque aéreo el lunes por la noche durante el cual dispararon varios misiles contra una fábrica de metales en la ciudad de Gaza, ocasionando graves daños materiales pero sin que se señalasen víctimas, según fuentes palestinas.
Israel se encontraba en estado de alerta durante las fiestas de Pascua después de que grupos militantes amenazaron con vengar varios ataques israelíes en la franja de Gaza en los cuales murieron 18 palestinos.
La principal fiesta de Pascua es celebrada por los judíos el martes al anochecer. El miércoles es otro día feriado en Israel.
RESPUESTA A MASACRES
Treinta y seis personas que fueron heridas en la deflagracion permanecían en el hospital el martes, y según fuentes médicas tres de ellas se encontraban en estado grave.
El ataque del lunes fue reivindicado por el grupo radical palestino Yihad Islámica, que organizó todos los ataques con bombas recientes en Israel.
Un portavoz de Yihad Islámica afirmó que el atentado perpetrado por Samir Hamad fue «una respuesta a las masacres israelíes y al sitio impuesto a nuestro pueblo».
Crisis
Condena unánime
En el terreno internacional, el atentado provocó una condena casi unánime, incluida la del presidente estadounidense, George W. Bush, que también exhortó a la moderación a las partes en conflicto.
Japón, por su parte, amenazó con suspender su ayuda económica a los palestinos ante el temor de que el atentado de Tel Aviv marque el comienzo de un recrudecimiento de la violencia en Oriente Medio.