La contaminación de la Refinería Estatal de Esmeraldas sigue causando efectos en la población esmeraldeña y cada vez más graves.
El ciudadano Abel Montaño Angulo, habitante del barrio San Martín de Porres, parte baja, narró los terribles momentos que vivió con su familia y vecinos la noche del martes último cuando soportaron una descarga concentrada de gases tóxicos.
Los olores fétidos similares al que emanan los desagües comenzaron a percibirse desde las 21h00 (9 de la noche), también en el centro de la ciudad, en Nuevos Horizontes, Colinas del Sol y en otros barrios y se extendieron hasta la madrugada.
Hasta se desmayaron
“Comenzamos a sentir malestar, especialmente los niños tenían dificultad para respirar, sentían náuseas y algunos hasta vomitaron, era tal el problema que muchos de nuestros hijos se desmayaron”, aseguró Abel Montaño, con evidentes signos de angustia y preocupación en su rostro.
Las familias se vieron en apuros y para tranquilizar a los afectados se les aplicó en sus rostros paños húmedos. “No quisiéramos que ocurra una desgracia para recién buscarle solución a algo que con tiempo pudo remediarse”, comentó Montaño.
Este joven padre de familia ve con preocupación el futuro de sus tres hijos y de todos los esmeraldeños expuestos a gases letales; por eso, asegura, que es el momento de iniciar intensas protestas ciudadanas para detener esta grave amenaza a la salud y a la vida misma, que es como considera a la Refinería de Esmeraldas.
Vivir por milagro
La gente teme morir por intoxicación o vivir con las secuelas que día a día está dejando la contaminación de la planta industrial. “Cada día pienso que es por milagro que amanecemos vivos, porque en la noche nos podemos morir de asfixia o de un dolor de cabeza”, manifestó Rocío Estacio, moradora de Colinas del Sol.
Comentó que los gases son cada vez más insoportables y venenosos, tanto que causan una especie de letargo. “Uno se pone como tonta”, aseguró.
Para los ciudadanos que denuncian, esta es la manera también de pedir a las autoridades que actúen pronto, buscando una forma de controlar la emanación tóxica que emana la Refinería estatal.
“Es un llamado a los responsables del área de la salud, medio ambiente, que no puede ser posible que se siga exponiendo a las personas a un proceso de contaminación extremadamente alto”, expresó Abel Montaño Angulo.