La crisis golpeó más a familias con hijos menores de edad

REALIDAD. Las necesidades se multiplicaron en muchos hogares.
REALIDAD. Las necesidades se multiplicaron en muchos hogares.

Durante 2020, 8 de cada 10 de ese tipo de hogares vieron reducidos sus ingresos y al menos uno de sus miembros perdió el empleo.

A través de la encuesta sobre el bienestar de los hogares ante la pandemia de la Covid-19, elaborada en colaboración entre la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), Unicef, y otras instituciones, se puede visibilizar que, aunque la crisis derivada de la Covid-19 afectó a toda la sociedad, hay sectores que recibieron un impacto mayor y más duradero.

Así, 8 de cada 10 familias con hijos menores de edad vieron reducidos sus ingresos de manera significativa. En los segmentos bajo y medio bajo, que representan casi el 60% del total, esos ingresos cayeron a la mitad.

En el caso del empleo, el 71,8% de esas familias tuvieron al menos a uno de sus miembros en la desocupación o la informalidad durante 2020. Esa realidad no ha mejorado sustancialmente hasta la fecha.

En comparación, el 60% de los hogares sin niños, niñas y adolescentes sufrieron la pérdida del trabajo y de ingresos, pero en menor dimensión y profundidad.

Marcó el proceso

Pablo Samaniego, docente de la facultad de Economía de la PUCE, comentó que el deterioro que se venía produciendo desde años anteriores, se profundizó con la pandemia y atacó a los que ya eran bastante vulnerables.

Por ejemplo, las familias con hijos menores de edad enfrentaron la crisis con desventajas, como que más del 52% tenía una instrucción menor que secundaria y problemas crecientes de seguridad alimentaria, es decir, de capacidad para proveerse de la comida suficiente para un buen desarrollo.

Menos comida y menos salud

Casi 9 de cada 10 hogares con niños, niñas y adolescentes, y que ya tenían poco acceso a una alimentación balanceada y adecuada, experimentaron que uno o más miembros perdieran su empleo. Por el otro lado, entre los que ya disfrutaban de la seguridad alimentaria, es decir, en los niveles medio alto y alto, la pérdida de la fuente de ingresos solo llegó al 35%.

En otras palabras, las familias que ya tenían graves problemas fueron las más golpeadas por la pandemia, por lo que cobra sentido los esfuerzos por aumentar los bonos y ayudas sociales, pero siempre y cuando se haga una buena identificación de los afectados. Además, se debe implementar un plan para evitar secuelas a largo plazo en la educación y la generación de oportunidades.

Contagios

En el nivel de contagios también se ve la disparidad de la crisis. Así, el 28% de las familias con hijos menores de edad reportaron que uno o varios miembros se contagiaron de Covid-19 o presentaron síntomas; mientras que en otro tipo de hogares el porcentaje llegó al 19%.

Aproximadamente 197.000 familias (5% a nivel nacional) reportaron que tienen a uno o más menores de edad trabajando (264.000 personas).A pesar de tener una mayor incidencia del virus, el acceso a las pruebas fue de apenas el 41% en las unidades familiares de estrato bajo y medio bajo. Por el otro lado, en los niveles medio alto y alto, ese acceso superó el 67%. (JS)