La propuesta de los globalistas comunistas es: eliminar a Dios; abolir la autoridad parental; aniquilar la estructura familiar; promover ciudadanía universal; fomentar el aborto; eliminar el matrimonio de por vida; fomentar la homosexualidad; destruir el arte y las tradiciones; reemplazar la religión por naturalismo comunista; obligar que los gobiernos hagan esas leyes. Mientras los globalistas y sus aliados narco-comunistas diseñan la destrucción ética de la sociedad, a través de una programación en medios de comunicación masivos, que promueva este aberrante «cambio de mentalidad y lenguaje»; los comunistas chinos esparcen el virus, para caotizar la economía; en EEUU, comunistas infiltrados en el Partido Demócrata, aniquilan la democracia, instaurando fraude electoral, corrupción e impunidad, al estilo de regímenes narco-comunistas sudamericanos, utilizando el sistema implementado para alterar la votación a favor de chávez. Ahí se explica que el matarife de Caracas salude el supuesto «triunfo» con la expresión: «felicitaciones camarada Biden». La triple peste que se expande por el mundo occidental es el globalismo diabólico en alianza con el comunismo y el narcotráfico. Son tan perversos que las leyes de aborto y eutanasia de Hitler, fueron más benignas que las impulsadas por los globalistas, a pretexto de superpoblación y calentamiento de la Tierra. No debemos olvidar que los comunistas son más criminales que fascistas y nazis, asesinan a sus propios pueblos: lenin incautó alimentos y dejó morir de hambre a 5 millones de rusos; stalin asesinó de hambre y frío a 30 millones; mao, el psicópata impuesto por stalin, provocó una hambruna que mató a 40 millones de chinos y masacró a 30 millones, por persecución política; castro fusiló a 3.116 cubanos y ejecutó extrajudicialmente a 1.166 de los que se tiene registro. La única vacuna para esta peste, es rescatar valores de: familia, religión, tradiciones, historia, patria, propiedad, trabajo y libertad. ¡Seguimos vivos, están identificados. El 2021 los derrotamos!
