Certezas, no prejuicios

Existe un fenómeno preocupante: se descalifica a todos los candidatos con simples afirmaciones, no con evidencias. La observación más común es que hay demasiados candidatos y desconocidos. Si son desconocidos mal se puede sostener que sean descalificables.

La ignorancia no puede llegar a una conclusión certera. Quitar la capacidad o el buen crédito sin pruebas es un ejemplo de que se toma las elecciones con superficialidad. Por supuesto que unos candidatos descalifican a otros, lo cual es un canibalismo político pues lo que descalifican es el quehacer político.

Ir con certezas por la vida es terminar enfadado con todo el mundo. Sin entrar en ningún análisis, se quiere candidatos inteligentes, honestos, de claro liderazgo y que aseguren bonanza, igualdad, empleo, sanciones a los corruptos. Es decir, se pide perfección no verdad. Oscar Wilde dice: “La pura y simple verdad raramente es pura y nunca es simple”. Debemos generar ideas sin prejuicios y con hechos.

La mayor tacha a Lasso es ser ‘banquero’ , que es su profesión. Se odia al banquero, pero nadie duda en pedir préstamos bancarios o encargar sus ahorros a entidades financieras. El problema de Arauz no es que sea desconocido e inexperto, es su origen: proviene de un gobierno ineficiente y deshonesto, sus líderes enjuiciados o prófugos. Sus dislates son de campaña electoral: repartir dinero que no hay, ofrecer obras con el dinero que se llevaron sus coidearios, afirmar que hay dolarización buena y mala. El personaje no es objetable –difícil es juzgar a un ser humano y su actuación futura- pero es peligroso. Es obvio que recibirá instrucciones desde Bélgica, Caracas o la Habana y buscará la impunidad de sus camaradas al estilo de Cristina en Argentina.

Yaku es un candidato que representa a una minoría importante del país, pero no puede imponer sus criterios a la mayoría, a base racismo y fantasías, como aquello de exportar agua en vez de petróleo, o afirmar que en octubre último no hubo violencia y terrorismo. “Negar es padre y madre”, defensa de los delincuentes no de quien ofrece guiar y administrar un país.