Ofertas de campaña

Se aproxima un proceso electoral y muchos candidatos ofrecen garantizar el Estado de Derecho para vivir en democracia, luego de que los revolucionarios acabaran con todas las libertades en función de una ideología sediciosa, donde la justicia estaba sujeta a los caprichos de un individuo gestor de la delincuencia organizada, con políticos envanecidos con el mito de la élite del poder.

El país necesita recuperar la ética y la moral perdidas por una corrupción galopante que creó desabastecimiento en las instituciones públicas, donde las comisiones formadas con amigos y bandoleros realizaban todos los negociados posibles ocultando sus trafasías en seguros rompecabezas que dificultan todo tipo de investigaciones. La suspensión de proyectos productivos dio paso al estado emergencia que impedía una administración calificada, algo imposible en un gobierno de izquierda revolucionaria donde todo proyecto tiene un costo y unos actores. Para crear trabajo honesto hay que reducir los índices de pobreza sin emitir bonos de miseria para los más pobres, a cambio de votos y que solo acelera el deterioro social y económico del país, creando falsas expectativas.

Algunos candidatos dicen promover una ley de amnistía para forajidos, reclusos y “perseguidos políticos”, que no tienen la culpa de haber robado porque el neoliberalismo ha incrementado su capital y muchos puestos de trabajo, lo que les ha obligado a quebrantar la ley. Prometen retirar a las fuerzas del orden de las calles, ya que el caos y la anarquía es derecho de todos; que la clase media y alta elaboren sus propios métodos para educar a sus hijos que quieren ser profesionales porque ya existen muchos en el país; por último, que las empresas paguen salarios altos, así no trabajen ni produzcan porque eso se llama solidaridad.

Un candidato alienado busca terminar con la dolarización, operar dinero electrónico y fortalecer las relaciones con Cuba y Venezuela; renta básica unificada, mil dólares del erario nacional para un millón de familias, ocultar el dinero hurtado por sus coidearios; terminar con la pandemia; locuras de un ególatra e inepto aspirante de ficción que vive una novela populista.

Rodrigo Contero Peñafiel