Cuidado con nuestros médicos…

Ninguna profesión es tan abnegada como la medicina. De hecho los médicos, enfermeras y más personal de la salud se están sacrificando como nunca en estos tiempos de pandemia, que ha cobrado tantas vidas no solamente de los enfermos, sino de los propios galenos.

Es muy duro cumplir con turnos se velada y mirar de cerca la muerte de miles de víctimas de tantas enfermedades y hoy más que nunca del Covid-19

Estudiar medicina significa perder la vida normal, entregarse a estudios sin fin, pues nunca se acaba la actualización de las ciencias y luego a hacer guardias de 24 horas, con la convicción y entereza de salvar vidas, de aliviar dolores, de acertar en los diagnósticos, de perder el sueño y aprender a convivir con la enfermedad.

Esta pandemia ha traído circunstancias de mucho dolor, no ha respetado edades ni condiciones económicas, tanto que se cuentan por miles los fallecidos, cada uno con historias catastróficas, lejos de sus seres queridos y al amparo de alguna máquina respiradora en terapia intensiva.

Detrás de los médicos hay familias enteras: hijos, esposos, madres, que esperan su vuelta después de cada turno. Salir sin contagio y conservar la salud ya es un triunfo, no importa si las mascarillas han lacerado la piel después de tantas horas, no interesa si se ha transpirado hasta el agotamiento, lo importante es vivir un día cada vez.

La llamada Ley Humanitaria, dispuso que los médicos devengantes, esto es quienes han terminado sus posgrados y trabajan en primera línea de la pandemia de los hospitales hospitales públicos y del IESS, gracias a haber logrado becas producto de su esfuerzo y dedicación, iban a tener estabilidad laboral; esto es, nombramientos que bien lo merecen por su desempeño; pero como de Ripley, resulta que el gobierno ha decidido contratar profesionales extranjeros: cubanos y venezolanos, porque le salen más baratos al presupuesto nacional y desvincular a los ecuatorianos, una vez que supone pasaron lo peor.

La vida debe enseñarnos la justicia, el país debe velar y devolver con gratitud primero a los nacionales que han arriesgado sus vidas frente de los enfermos de Covid- 19, sino tendremos que preguntarnos: ¿a dónde deberán ir nuestros médicos, migrar a otros países para que allí les brinden una oportunidad laboral? ¿Abandonar su profesión en el extranjero y dedicarse a la recolección de cítricos en España, o alguna ocupación en Estados Unidos? Hay cuestiones no negociables y una de ellas que debería tener el carácter de sagrado, es la salud pública.