Guerra electoral

La tediosa y reñida disputa por la inscripción del candidato Álvaro Noboa es un entrampamiento de las instituciones electorales que evoca el clímax de una época bochornosa del país. Como si no tuviéramos bastante con la distribución de vacunas para detener el covid-19 y la politización de la pandemia, diversas fuerzas políticas se las ingenian para sabotear el proceso electoral y desprestigiar el cambio de gobierno.

Es que el feroz populismo de Andrés Arauz es una propuesta indecente y falaz que busca enterrar la democracia. La mentira política cínica que busca negar la legitimidad de los adversarios políticos y camuflar el regreso del fascismo totalitario. Mensajes clave: regalar dinero por montones como si fuera grifo de aguardiente abierto en una cantina; o sacar oro desbaratando celulares en reemplazo de la minería u ofrecer Internet gratuito en zonas inaccesibles. ¿No importa la credibilidad porque sería el mismo grupo de fascistoides, hoy maquilladores de aberrantes contradicciones heredadas y todo el enredo de ilegalidades de la tal ‘revolución ciudadana’ que se reacomoda en el lenguaje de un candidato llavero delante del espejo de la Venezuela de Nicolás Maduro?

Notemos que la artillería pesada, al menos en redes sociales, está dirigida a persuadir que la historia sí se repite. El lío aparece cuando Jaime Nebot y Guillermo Lasso reciben ese batiburrillo del voto indeciso pero con escasas luces que no emocionan. Al parecer, falta pragmatismo y posicionar la idea de la reactivación económica reduciendo impuestos y generando emprendimientos. Pero se necesita algo más: corregir vicios estructurales y erradicar escaramuzas oportunistas como eso de armar a la población.

¿Y si Yaku Pérez llega a segunda vuelta? Pues la confianza de repetir la historia estaría depositada en lo que haga Pachakutik y en sus estrategias para llegar al Litoral. Esa fuerza de convocatoria política que moviliza familias y comunidades desde los Andes y se mantiene en sintonía con los jóvenes defensores de la naturaleza. Eso que atrae al voto indeciso al garete que jamás desaparece pero sigue avergonzado. Tal vez la virtud de Yaku en este campo minado: prometer menos.

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@kleber_mantilla