Inconsciente colectivo

Los hechos suscitados en los últimos meses ponen en evidencia una realidad que no nos gusta pero que hemos construido a pulso con cada una de las acciones que realizamos diariamente, desde una pandemia dolorosa e impredecible hasta muertes violentas que dejan llanto y malestar a corto plazo.

Y es que “el inconsciente colectivo es algo así como una patria común y desconocida, se manifiesta aquí y allá, entonces y ahora, y es razonable pensar que lo seguirá haciendo” así lo manifiestó Carl Jung en 1916, hace 104 años.

Y esto nos permite entender como ciertos actos se han naturalizado a través de los tiempos, la violencia es uno de ellos, y como un acto inhumano puede ser condonado por legítima defensa.

Hay quienes estamos bastante cansados de luchar en contra de actos injustos, inhumanos y crueles con los que nos enfrentamos diariamente, pero en aquellos momentos nos cuesta comprender que tienen que pasar 100 años para romper con ciertos arquetipos que venimos heredando de siglos atrás.

Estos arquetipos no se romperán únicamente con el paso de los años, tendremos que haber gestionado mucho, desde nuestro hogar concebido como el núcleo de la familia, y es que como lo dijo la Madre Teresa de Calcuta: “A veces sentimos que lo que hacemos es tan sólo una gota del mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota” y con aquello lo que quiero decir a todas aquellas personas que creen en el cambio, que buscan mejores días para sus hermanos y sus hijos, este no es un trabajo en vano, porque cada uno de los actos que hacemos dejarán semillas que serán cosechadas por nuestros hijos luego de varios años.

No basta con decir “estamos cansados de la violencia” hay que persistir, tomar fuerzas y luchar desde cada uno de nuestros espacios y aunque el entorno parece tan inhóspito, impávido e insensible lo poco o mucho que se pueda hacer aportará algo.

Sigamos siendo esos goteros activos como lo pudo ver la Madre Teresa de Calcuta.

[email protected]