Amar y defender a Quito

Cuando redescubro tu semblante,/ se extasía la lengua de mi alma/ y levita con las voces de lo bello./ Salomónica piedra de la Compañía de Jesús,/ nave central dorada, deslumbrante,/ bóveda arabesco equinoccial,/ancestro de las maravillas que soy:/ una conjunción de soles milenarios/ tallada por los ángeles andinos,/ Artesonado de la Sala Capitular,/ mampara del Sagrario./ Virgen de la escalera infinita/ de púrpura y doradas ropas/ teñidas por el pincel de mi amoroso Bedón/ Manos quitu-caras/ manos mestizas, /miniaturistas,/ abejas equinocciales, caligrafías,/ laboriosas y cotejas/ del ímpetu transatlántico/ de Jodocko y de Gosseal/ de la andina y recia ternura./ Escuela de San Andrés, /paridora de santos y cinceles. /Quito morisco e indio/ madera policromada/ imaginería escultórica./ Virgen apocalíptica,/ Libro coral de San Francisco, /señor de ecos y secretos./ Todo el minucioso arte quiteño/ es mi regocijo y mis poros. / Quito de milenaria génesis,/ semilla de iluminados guardianes, / ciudad escondida en subsuelos/ de cangahuas y metales,/ laguna luna mística y orfebre/ paso libre del jaguar./ De tu astronómico centro, /yo soy tu predestinada novia. /Quito barroco, /antes contemplación devota; /hoy, eterno regocijo para mis ojos./ Escribí este poema titulado Quito Barroco sintiendo el amor que los quiteños tenemos por nuestra ciudad, hoy más herida que nunca. Los quiteños celebramos a Quito en su fundación. No es una celebración que aplauda la violencia de la conquista, todo lo contrario: es un canto a nuestra identidad, mestizaje y tradiciones; es festejar a la ciudad libertaria que amamos. Por eso duele que el Colegio San Fernando, que se mantuvo por siglos en buen estado y donde se educaron Espejo y José Mejía Lequerica, esté siendo destruido ante la desidia institucional como mucho del patrimonio tangible e intangible de Quito. Visitemos los museos de sitio de la Florida y Rumipamba que guardan los vestigios amenazados de nuestra cultura milenaria sabia ligada al Sol, al Pichincha y sus lagunas. Defender y amar a Quito es decir ¡Que Viva Quito!

[email protected]