“Hay ladrones a los que no se castiga, pero que te roban lo más preciado: el tiempo”
Napoleón I
Se puede definir al tiempo como un recurso intangible, intransferible, equitativo (todos tenemos 24 horas) y atípico (ni se compra ni se vende), sin embargo, cada uno lo utiliza de manera distinta y es aquí donde podemos encontrar algunos problemas, principalmente la diferencia radica en su empleo.
Es bastante común escuchar quejas del tiempo, es una complicación creciente debido al ritmo de vida ajetreado que llevamos en la actualidad.
Pero me pregunto, si todos tenemos la misma cantidad de segundos y minutos ¿por qué es tan difícil para algunos poder aprovecharlo?
Debería ser sencillo responder, si es que tenemos claro ¿Para qué hacemos las cosas? ¿Hacia dónde queremos llegar?
Porque de lo contrario pondremos en nuestro camino los denominados ladrones del tiempo, que afectan nuestro ámbito personal, familiar y laboral.
La gestión del tiempo es una herramienta que nos permite contrarrestar estos ladrones, y sobretodo nos llevará a mejorar nuestra calidad de vida en todos los sentidos, puesto que permite administrar nuestras actividades de manera que se obtenga la mayor productividad posible.
Una adecuada gestión del tiempo incrementa la productividad, disminuye el stress, reduce la preocupación y elimina la ansiedad, al no tener que acometer todas sus tareas a la vez.
Según la ley de Pareto (economista italiano de finales del siglo XIX y principios del XX) o ley del 80/20, aplicada a la gestión del tiempo, el 20% del tiempo empleado produce el 80% de los resultados y el 80 % del tiempo produce solo el 20% de los resultados.
Por tanto, según la ley de Pareto, debemos de centrarnos en el 20% de las tareas que nos producirán el 80% de los resultados.
Valorar el tiempo nos permitirá optimizar recursos y energías, e indirectamente tendremos un beneficio mayor, la armonía social, personal y familiar.