LA PELOTA NO SE MANCHA

Para cualquier amante del fútbol el sentido deceso del cebollita de Villa Fiorito, Diego Armando Maradona, nos enluta, pues como aficionados, hemos seguido la evolución de este deportista histórico. El pibe que nace con una zurda mágica y en su arrabal, empieza a desarrollar sus habilidades y talentos, junto con su sueño de jugar en la selección nacional y ganar un mundial; lo cual lo hizo realidad.

Para escribir estas líneas, es preciso separar al futbolista de la persona controversial que fue Maradona, con casi nula educación, con sus contradicciones, problemas, debilidades y desenfrenos rompió esquemas por su bendita pasión a la pelota y a pesar de sus múltiples errores, nos enseñó que, no importa ser un paria, pues cuando se cree en uno mismo y se sabe cultivar su talento con esfuerzo, se puede triunfar y llegar a lo más alto.

El fútbol esta triste, se han vertido una serie de juicios de valor, las críticas de los falsos profetas de moral con su hipocresía son abrumadoras y se vuelve muy fácil juzgar cuando jamás han vivido la pasión del fútbol y no saben si la pelota es redonda o cuadrada; muchos de sus críticos jamás han vivido la calentura de un camerino, la alegría o tristeza de estar o no en una alineación, ni han tenido que vivir la agonía del banco, del sufrimiento de una hinchada, nunca olieron a césped, ni han estado donde las papas queman, y jamás lloraron por un gol.

El mismo Maradona, reconoció sus errores, e indicó “Porque se equivoque uno, no tiene que pagar el fútbol, yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”.

La pelota está de luto, pero nace el mito, hasta siempre Maradona, gracias por hacer del fútbol un arte, lleno de potrero y corazón. Adiós al genio y astro del fútbol.