¿Consumo o consumismo?

Álvaro Peña Flores

Terminando de lleno el mes de noviembre y con él una serie de eventos que marcan el comportamiento de las personas a nivel mundial, como lo es el viernes negro o Black Friday, inicia el periodo comercial navideño en el que, el mercado consumista alienta a las personas a adquirir bienes y servicios de forma compulsiva.

Sociólogos afirman que dichos comportamientos son signos de una sociedad maleable, que cambia sus conductas según las tendencias marcadas por el consumo, satisfaciendo deseos o aspiraciones de felicidad momentánea con la adquisición de bienes, creando nuevas necesidades y con ello nuevas realidades en las que, el valor atractivo de los productos cobra mayor importancia que la función o necesidad real. La psique del consumidor juega un papel importante, ya que siempre primarán razones utilitaristas, hedónicas o éticas como propulsores.

La parte más racional de la motivación siempre será el utilitarismo, porque recoge los aspectos cognitivos y funcionales de los comportamientos; se relaciona la compra con eficiencia y no con diversión, enfocada a la satisfacción de una necesidad. El consumo hedónico es una conducta humana relacionada con los aspectos emotivos de la compra donde la estimulación sensorial será el factor predominante. Finalmente, el sentido ético, y por el cual nos deberíamos mover todos, incluye asuntos de conciencia como el comercio justo, condiciones de trabajo dignas, uso racional de bienes y cuidado medioambiental.

Sin condenar la conducta que cada uno tenga, la fecha debe ser propicia para modificar nuestros hábitos consumistas, convirtiéndola en una etapa de comportamiento frugal, sensato y sostenible, capaz de vencer al marketing emocional, que no siempre ayuda a nuestra economía doméstica.

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