Falsas ideologías…

Los modos de producción en la historia de la humanidad se iniciaron con la ‘Comunidad Primitiva’, en ella los seres humanos eran recolectores y cazadores y no tenían excedentes de producción porque vivían para satisfacer necesidades. Luego, cuando las tribus más grandes sometieron a las más pequeñas se produjo el Esclavismo, en donde el poderoso era el que más fuerza de producción gratuita tenía. Cuando se liberan los esclavos, tomaron la posición de siervos y los amos de Feudales, y las poblaciones se volvieron eminentemente rurales y el poder radicó en la tenencia de tierras.

Con el advenimiento del comercio, empezó el Capitalismo, que por el descubrimiento de América y el desarrollo de la navegación que llevó a nuevos mundos y culturas, florecieron los puertos, lo que se ha denominado el mercantilismo, que en el siglo XIX, con el aparecimiento de la máquina a vapor desembocó en la etapa industrial, hasta llegar a nuestros días el denominado monopolismo, en el que los grupos económicos son la consolidación de trust en los que se agrupan varias empresas.

Según las teorías marxistas, inevitablemente debía venir el Socialismo, para extirpar la propiedad privada sobre los medios de producción y generar un reparto igualitario de la riqueza; pero, técnicamente a este modo de producción solamente era posible llegar a través de una revolución violenta como la rusa de 1917 o la cubana del año 59.

No hay otra forma de alcanzar la vida socialista, sino desde la revolución armada, pues de lo contrario ¿cómo se elimina la propiedad privada y se logra un estado totalitario? La utopía socialista no se alcanza vía elecciones democráticas, luego vale preguntarles a quienes se autodenominan así, políticos y movimientos, a qué juegan o qué va a pasar si ganan una elección: ¿cómo van a poner en práctica las teorías marxistas?

Nuestros socialistas son de cafetín, fueron parte de una moda en los años sesenta y setenta y muchos de ellos han lucrado de ese nombre, se han paseado por la Unión Soviética, por Cuba y se han servido de esa denominación para darse de progresistas y de solidarios con los desposeídos, pero a la par han amasado fortunas y se han hecho candidatos y han cantado música protesta detrás de fama y notoriedad.

¿Qué pensarán ofertarnos ahora que están en las papeletas electorales, o solamente querrán convertirse, junto a todos los candidatos de nula opción electoral, en cómplices del posible nefasto retorno del populismo autoritario, disfrazado de socialismo del siglo XXI?