¿Antifascistas?

Hemos leído en alguna convocatoria para las marchas de protesta contra el gobierno un alusión a la lucha “antifascista”; la pregunta que surge de inmediato es la siguiente: ¿Cuántos fascistas hay en nuestro país? ¿Se contarán con los dedos de las dos manos? Como es natural no me refiero al uso que han hecho las izquierdas del término, pues los politólogos están de acuerdo en afirmar que para los comunistas y afines todos los que no piensan como ellos son fascistas. Hablo de su sentido ideológico original, el que se deriva del poco riguroso pensamiento de Benito Mussolini, el cual tiene estas características: Estado fuerte y omnipresente, partido único, líder todopoderoso como única referencia, sociedad jerarquizada, uso de la violencia, absorción o disolución de los grupos de poder independientes, nacionalismo (resumen de acuerdo al clásico estudio de N. Kogan).

En la práctica, ¿en qué se ha diferenciado el fascismo del socialismo? En que este último no es nacionalista. En lo demás son dos hermanos, el uno negro, el otro rojo. Sabemos que en los discursos es otra cosa, por eso las izquierdas inventaron eso del “socialismo real”, que, de hecho, es el que cuenta.

Entre nuestros políticos actuales llamados “de derecha” y hasta “de ultraderecha”, no encuentro ninguno que llene las características mencionadas, antes al contrario, tal vez alguno ha dado unos pasos para convertirse en líder, pero no al extremo fascista y dentro de los parámetros de la política ecuatoriana, siempre mesiánica.

En conclusión, la llamada a combatir a los “fascistas” nace o de la imitación servil de las proclamas de fuera, o de la contaminación del comunismo (los cubanos desde el primer Castro se han llenado la boca con “el combate al fascismo”), o de las nostálgicas lecturas de textos envejecidos… En todo caso, sea cual sea el origen, se busca engañar a las masas sin conocimientos precisos, narcotizada por la propaganda y por una educación inclinada hacia el lado izquierdista de las visiones del mundo.

Todos debemos combatir no solo al fascismo sino a cualquier totalitarismo.