El pasado viernes 25 de septiembre de 2020, el primer mandatario Lenin Moreno anunció el veto total al COS (Código Orgánico de la Salud), de conformidad con lo establecido en la Constitución en su artículo 138 estipula que si el poder ejecutivo objeta totalmente el proyecto de ley “la Asamblea podrá volver a considerarlo solamente después de un año contado a partir de la fecha de objeción”, es decir, en el 2021 y se requerirá de 91 votos de los legisladores para ratificarlo en un solo debate.
Muy lamentable e irresponsable, estamos hablando de un proyecto de ley de 405 artículos, que promueve el cuidado integral de la salud, y venía tratándose desde mayo del 2012, durante más de 8 años.
Moreno ha dejado en condiciones de vulnerabilidad a los ecuatorianos, un proyecto de gran trascendencia no pudo desecharse de esta manera, de existir inconsistencias como lo dijo pudo acogerse al veto parcial para subsanar, dando la oportunidad de realizar los cambios y ajustes que supuestamente necesitaba el texto, de no cumplir con los votos (91) después de 12 meses, tocaría empezar desde cero, postergando quien sabe cuántos años más la garantía de derechos sexuales, reproductivos, el acceso y atención en salud; hechos que requieren vigilancia urgente, el uso de métodos anticonceptivos, la atención oportuna de emergencias obstétricas, enfermedades catastróficas, no pudieron postergarse.
Sin duda, el camino más fácil y cómodo, a sabiendas de que su período está por terminar, fue el veto total, dejando en el aire tantos temas que le apremian a los ecuatorianos, porque de conformidad con lo establecido en la Constitución, ni este Gobierno ni los actuales legisladores volverán a revisar el texto, deberemos esperar las nuevas autoridades que tendrán esta gran esquivada responsabilidad.
La grandeza de un pueblo esta intrínsecamente ligada a sus leyes y gobernantes, sin duda, lo que nos dicen los hechos es la pobreza de nuestros representantes.