Atención a las secuelas

Ante la larga lista de urgencias que congestionan la cotidianidad de gran parte de la población, la salud mental suele no ser una prioridad. En ocasiones, más silencioso o quizá poco entendido es el deterioro del estado anímico de los niños.

Las inesperadas situaciones causadas por la pandemia del Covid-19 han afectado a millones de familias, y las necesidades económicas, sanitarias, nutricionales empeoran por falta de visibilidad o conciencia sobre la salud mental de todos sus miembros. Ante crecientes índices y episodios de ansiedad y depresión en los adultos, el comportamiento de los niños se puede confundir con aburrimiento, mal educación o ‘mal comportamiento’, y merece mucha atención.

El ser humano evolucionó para prosperar en comunidad, y es evidente que las reglas de supervivencia impuso el coronavirus en sociedades como la nuestra, con pocos recursos que impiden llevar a cabo políticas masivas de contención, son absolutamente contra natura.

Padres y madres de niños pequeños, y aquellos que ejercen cuidados de personas vulnerables, enfrentan un mercado laboral cada vez más deprimido y escaso de oportunidades, con la necesidad no solo de educar a sus hijos en casa -la teleeducación resultó ser una mera guía de estudio-, de entretenerlos, alimentarlos, darles la suficiente atención que permita detectar síntomas del silencioso mal de la depresión, todo mientras el mundo a su alrededor parece retomar el ritmo, quizá incluso dejándolos al margen.

La empresa privada, ONGs, el gobierno, universidades y muchos actores sociales se activaron durante meses con kits de alimentos, implementos de bioseguridad y otras ayudas urgentes; en la secuela de la pandemia, las necesidades no se han reducido, pero quizá son mucho más silenciosas.

La felicidad se puede encontrar incluso en los momentos más oscuros, si uno recuerda prender la luz.”

J.K.Rowling (1965- ) Escritora y guionista británica.

Las cajas de ahorro miden la moral de la clase trabajadora, revelan hábitos y el pensamiento del mañana.”

Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) Politico, docente, periodista argentino.