Quito, patrimonio cultural y revocatoria

El 8 de septiembre los quiteños nacidos en Quito y los de corazón deberíamos celebrar el título de Quito, Primer Patrimonio Cultural de la Humanidad, otorgado por la UNESCO. Deberíamos sentirnos bendecidos, ungidos, tocados por el Creador pues la palabra patrimonio es legado, pertenencia, amor.

¿Son conscientes las autoridades y la ciudadanía quiteña de estas joyas de la humanidad, de su respeto y cuidado? No lo son, en pocas ocasiones se las han jugado y, en la mayoría, han sido cómplices de su destrucción. Quito no es cualquier ciudad impersonal y un mal alcalde o funcionario no se la merece.

Quito es Patrimonio Cultural de la Humanidad y Luz de América y tiene esos títulos no por pose sino porque se los ganó limpiamente: es una condición y reconocimiento de su gente creadora esa que con sus manos milenarias indias y mestizas de herencia mediterránea vistió de arte a esta joya, esa gente quiteña es la nacida en la cuna libertaria del 10 de Agosto de 1809. Por eso duele la pérdida del Testamento de Espejo y la impavidez de la autoridad para recuperarlo y duele el derrocamiento de los silos en el sur, el derrocamiento de La Casa Cardenalicia y otras edificaciones patrimoniales en la Mariscal, La Floresta, La América; duele el pisoteo a la arqueología Quitu Cara, la degradación de bosques y parques o la de los Cerros de la Marca y el Catequilla, el saqueo de nuestras obras de arte y bosques y las más de trescientas edificaciones patrimoniales descuidadas en el Centro Histórico que sufre las erráticas políticas de gentrificación que atormentan a los residentes.

No solo es la vergonzosa corrupción la que ha provocado el pedido de revocatoria al alcalde Yunda impulsado por la dignidad de Marcelo Hallo, es ver a nuestra ciudad con su patrimonio herido como tierra de nadie. Cuando se destruye el patrimonio se destruye a su gente creadora. El programa La Entrevista, conducido por Pedro Santos, recogió la denuncia soberana y altiva de Marcelo Larrea sobre el ecocidio en Galápagos, nuestro herido patrimonio insular único. Revocatoria ya para los destructores del patrimonio.

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