Asamblea Nacional: un monumento a la inutilidad

Resulta por demás evidente que la Asamblea al haber llamado 36 veces a la señora Ministra de Gobierno para tomarle cuentas en base a cuestionarios infructuosos, intenta hacernos creer que le importan mucho los asuntos de Estado. Revela que está consciente de su desprestigio. Los asambleístas se han mantenido “ocupadísimos” distrayéndose de su función: la fiscalización que, por los hechos conocidos, debería empezar casa adentro. Y qué decir de la legislación -su otra importante función- que la mantienen rezagada y sesgada, y no aprueban las leyes que necesita urgentemente el país para combatir la corrupción, y para mejorar el sistema de salud.

Si los asambleístas, independientemente de sus tendencias políticas, tuviesen el comportamiento adecuado al mandato para el que fueron electos, deberían respaldar la gestión de la señora Ministra de Gobierno, quien viene demostrando capacidad, conocimiento y valentía frente a la inédita presencia de la pavorosa corrupción y los grupos mafiosos que la sustentan.

El tramo de existencia por el que atraviesa el país resulta ser el más escabroso en su historia republicana. Luego de todos los males ocasionados por la pandemia de la década perdida, los ecuatorianos debemos comprender el momento crucial en el que nos encontramos, y elegir para conducir al país durante los próximos cuatro años, la alternativa que evite perder lo que nos queda, no podemos equivocarnos.

Leonardo Cueva Piedra