Binomios en redes

Una bala perdida disparar candidatos presidenciales que no califican por sus antecedentes delictivos, su nula credibilidad, o cuando sus nombres son más desconocidos para la ciudadanía que los detalles de la venta del Banco del Pacífico o la pretendida re capitalización del IESS. Un experimento sui generis evaluador en redes sociales del marketing digital para desarreglar el tablero electoral de 2021.

Esa técnica e instrumento se usa para sorprender y victimizarse ante un electorado hastiado de bandidos y sátrapas que pasan por políticos. Un ejemplo, el ignoto Andrés Arauz junto al saltimbanqui Rafael Correa usado como herramienta para causar presencia activa en Internet, persuadir y aprovechar el momento de incertidumbre en que vivimos. Hecho que revela el deseo de no presentarse ante la ley a rendir cuentas ni respetar principios básicos constitucionales. Una inquietud latente para comunicadores políticos que intentan generar debate fuera del discurso latoso del estratega demagogo. Es decir, creencia versus credulidad. Una especie de tutorial del correísmo para medir a los electores desde las emociones: infamia, imposibilidad de ganar, rechazo a la justicia, mascarada ante una supuesta persecución y hallar nuevos contenidos.

Por dignidad, los binomios tendrían que presentar un proyecto inteligente, gradual y razonable de reactivación y desarrollo, razonable y creíble; pero, se usa la versión hablada vacía, de credulidad simple ante un elector iluso. Eufemismo que el populismo lo denomina ‘progresismo’; y, en redes estamos a un clic de distancia con usuarios que eligen o rechazan de inmediato. Un candidato en vitrina está disponible a ser negado o aceptado por comentarios; el objetivo: colocar una marca sin perfil alguno.

El lenguaje actual, de mayor proximidad, exige una sesión de ‘zoom’; pero, en redes, no todas son para lo mismo. De ahí la singularidad a cargo de cada una y el dominio de operadores y comunicadores tras un candidato. En rigor, cada binomio tendría que elaborar un plan digital creíble de renovación urbana y rural, diseñar ciudades inteligentes, con programas serios cuantificables de empleo y vivienda; al menos, rescatar o liquidar el sistema de transporte masivo e incorporar kilómetros de ciclo rutas. Pues, gracias a la pandemia y las redes, la opinión pública constata cuando no aparece un líder -un binomio sensato- porque hay una aventura fracciona con torpeza. Por su puesto que falta alguien capaz de guiar al país con decisión, certeza y autoridad.

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@kleber_mantilla