¿Hasta cuándo, invisibles?

La ONU define al concepto de ‘cuidados’ como tareas cotidianas de gestión y sostenimiento de la vida, mantenimiento de espacios y bienes domésticos, cuidado de los cuerpos, educación y formación de las personas, y el mantenimiento de las relaciones sociales o apoyo psicológico a miembros de la familia.

Tareas fundamentales para el funcionamiento de la sociedad, en su mayoría se realizan de forma no remunerada y, en absoluta soledad frente al Estado. Éste elude su responsabilidad de legislar para facilitar el vital rol, de integrar la economía del ‘cuidado’ a sus políticas macroeconómicas y de actuar como corresponsable en el cuidado de los más vulnerables. La tarea no debe recaer sólo en el seno familiar, y así lo van entendiendo los países desarrollados.

La del Ecuador es, sin duda, una sociedad machista y excluyente que ha designado la responsabilidad de los cuidados -desproporcionadamente- en las mujeres. Ellas, aplastadas por la pandemia aún más que los hombres, se ven de pronto rodeadas no solo de las discriminaciones salariales, laborales y estructurales de siempre, sino que además, hoy enfrentan el abrumador trabajo de contribuir o sostener la economía del hogar, educar a sus hijos, cocinar para nutrir a la familia y fungir de pilar emocional. ¿Dónde queda la responsabilidad del Estado?

Los asambleístas, con 54 mujeres, en lugar de ganarse el sueldo legislando para que el Estado compense a las tabacaleras por el perjuicio que les causa el contrabando, tendrían que idearse cómo equiparar la brecha salarial, la discriminación en la asignación de cuidados y sacar a las mujeres, en una situación de 4 a 1 frente a los hombres, de la pobreza.

Los políticos son iguales en todas partes. Prometen construir un puente incluso donde no hay río.”

Nikita Kruschev (1894-1971) Político y líder soviético; Rusia.

La prueba para saber si puedes o no hacer un trabajo no debe ser la organización de tus cromosomas”.

Bella Abzug (1920-1998) Abogada y política; EE.UU.