¿Pandemia solidaria?

Imaginamos que cuando llegue la vacuna que inmunice a los seres humanos de los males del virus, todos los sobrevivientes viviríamos de forma diferente, que las costumbres y formas de comportamiento social que hasta ese momento eran referentes de convivencia, serían reformadas y aparecerían otras que las sustituirían.

El espacio para soñar y para construir imaginativamente esa ‘nueva normalidad’ se disparó. Pensábamos que quedaría desterrado el egoísmo; soñamos que jamás volvería a presentarse la envidia, la maledicencia; que las injusticias serían olvidadas; que, en lo personal, todos seríamos valientes como para reconocer y aceptar la verdad y que, en lo colectivo, todos aceptaríamos nuestra responsabilidad y aprenderíamos a compartir virtudes y defectos; todo eso brillaría por siempre jamás, amén.

Pero, solo era un sueño, y como dijo el poeta, los sueños, sueños son. Nada ha cambiado y ahora que sufrimos las consecuencias de nuestra ceguera, de nuestro egoísmo y desidia, salen a la luz las mismas actitudes de antes, las mismas amarguras y venganzas, las mismas costumbres.

Desde hace años sabemos que el gobierno no tiene dinero, que la crisis económica no era un espejismo, que los precios internacionales del petróleo se desplomaron antes de la pandemia y que la cuarentena profundizó aún más la crisis. Sin embargo, ahora todos salen a protestar, a gritar e insultar, a pedir que el gobierno castigue a los demás; todos tienen que pagar la cuenta, menos nosotros.

Los industriales y los comerciantes, los banqueros, funcionarios públicos, asambleístas, municipios, hoteleros, guías turísticos, dueños de bares y discotecas, padres de familia, maestros, transportistas, trabajadores de la construcción, profesionales, artesanos, ganaderos, agricultores, todos tienen la misma cantaleta: “Páguenos a nosotros, aunque se demore en pagar a los demás”. “Páguenos, que nosotros estamos en quiebra, y eso que generamos puestos de trabajo y somos el puntal de sustento de la economía; a los demás puede pagarles cuando tenga dinero.”

El barco sigue haciendo aguas y la catástrofe puede llegar. ¡Sálvese quien pueda!