Preocupante situación

Los hechos suscitados estos días, solo corroboran mis comentarios. Desde 1563 hasta hoy siempre hubo corrupción. En 1830 ya tuvimos nuestros propios malos gobernantes, pero los valores de nuestra gente notable, impulsaron la construcción de una república, que cobije a las naciones y pueblos que la conformamos. Corrupción, dada la característica de la colonización española, siempre hubo. Pero desde hace 14 años, ésta se ha institucionalizado, llegando a niveles muy preocupantes, y que ensombrecen el futuro de nuestra patria.

Tal es el nivel de podredumbre en el manejo de la cosa pública, que ya es visible la puja por el mayor acaparamiento del poder entre holdings y carteles, dejando a los verdaderos patriotas, que insisten en labrarnos un mejor mañana basado en la honestidad y el trabajo, un espacio de posibilidades electorales reducido.

La escasa educación de nuestras masas, las ha hecho presa fácil del populismo y caudillismo, hasta el punto que han manipulado a su conveniencia sus sueños y su futuro. No se percatan de que con “regalos” sacados de su mismo porvenir, son compradas sus conciencias, lo que es aprovechado por quienes, muy vergonzosamente, pueden llegar a la segunda vuelta en las próximas elecciones. Pero como el pueblo es Soberano por un día, tiene el derecho de volverse a equivocar.

Que el sector de la salud y de alimentos siempre sean vitales, y que en el primero se roben el dinero descaradamente; que los legisladores puedan manejar fondos, contratos y cargos en áreas ajenas a sus tareas de legislar y fiscalizar, a cambio de votos parlamentarios, habla por sí solo del nivel de putrefacción de nuestra política. Y que en el sector alimentos, al productor no se lo apoye más que retóricamente, dice mucho de la manera cómo nuestros políticos, con las excepciones de gente honrada, que si las hay, pero que carecen de recursos para entrar en la política y enderezar el rumbo, están llevando a la patria a la inviabilidad. Y el fracaso ecuatoriano será mayor que el venezolano, pues contamos con menores riquezas.

¿Habrá luz al final del túnel?

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