APOLOGÍAS ANTAGÓNICAS

Álvaro Peña Flores

José Mujica, expresidente y senador uruguayo en días anteriores realizó un conversatorio con la Universidad Nacional de Loja a través de sus redes sociales; dentro de su magistral intervención me llamó la atención su concepto de pobreza, confrontándola en dos realidades antagónicas: verdadera pobreza y sobriedad. La crisis actual nos ha enseñado lo que es realmente importante, muchos dejamos de ser compradores impulsivos, para centrarnos en comprar lo que realmente necesitamos para vivir. El adquirir un celular de última tecnología, ropa de marca, viajes al extranjero, comida en restaurantes suntuosos y muchas más vanidades no están mal, siempre y cuando lo hagamos con los ahorros destinados para tales menesteres; mal está que incurramos en inflar nuestras cuentas por pagar, explotando las tarjetas de crédito con intereses sobre intereses; todo por querer impresionar a la gente a la que ni le importamos.

Es muy difícil salir de este círculo vicioso, porque el sistema socioeconómico en el que vivimos nos ha dominado y nos ha creado necesidades que no existen, sumisos toda la vida trabajando para pagar placeres momentáneos, cuando en realidad se pudo diferir la satisfacción con el ahorro generado por el trabajo y el emprendimiento. La sobriedad como tal, implica vivir con lo que realmente necesitamos; esta cualidad es un hábito que se la adquiere con la mente educada emocional y financieramente para discernir de forma eficaz los acontecimientos cotidianos. Al final del día lo importante es determinar qué tan feliz soy con lo que tengo y con lo que he hecho y no llenarnos de cosas sin entender el mensaje que la vida nos da, ni la misión que tenemos en este mundo. La verdadera pobreza no es precariedad material sino mental.

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