Ética III

Muchos nos preguntamos ¿para qué mismo sirve la ética? El escritor y filósofo español, Fernando Savater, nos responde con esta frase: “Después de tantos años estudiando la ética, he llegado a la conclusión de que toda ella se resume en tres virtudes: coraje para vivir, generosidad para convivir y prudencia para sobrevivir”.

El coraje -valentía, ánimo, esfuerzo- es la fuerza de voluntad que puede desarrollar una persona para superar ciertos impedimentos, sin miedo al fracaso, realizando gestos de valor, tanto por los demás como por uno mismo.

La generosidad –benevolencia, bondad, magnanimidad-del ser humano es el hábito de dar o compartir con los demás sin recibir nada a cambio. Comparado a menudo con la caridad como virtud, la generosidad se acepta en la sociedad como un hábito deseable.

La prudencia es la capacidad de pensar -ante ciertos acontecimientos o actividades- sobre los riesgos posibles que estos conllevan, y adecuar o modificar la conducta para no recibir o producir perjuicios innecesarios.

Se puede decir que coraje y prudencia son virtudes complementarias. Coraje sin prudencia convierte a una persona en temeraria; prudencia sin coraje la convierte en pusilánime. La prudencia apela a la sensatez. Sobre la sensatez, recuerdo en la película Ben-Hur, una frase que le dijo Poncio Pilato a Ben-Hur: “larga vida joven Arios, y la sensatez para vivirla”.

Fernando Savater reprocha la enseñanza de la ética sujetada a la religión ya que los criterios morales son relativos y la ética para vivir la vida es universal. Se debe tener ética en la forma que vivimos para que nuestras disposiciones tengan los mejores resultados para la humanidad que deseamos, tomando en cuenta las objeciones que la vida humana nos entrega porque poseemos lo que los demás animales no poseen, y eso es la libertad. Continuará.