Elección racional

María Rosa Zury

El Gobierno de Lenin Moreno que cuenta con una desaprobación del 81,3% en su gestión y credibilidad según Cedatos, sustituyó por cuarta vez la figura del Vicepresidente. La votación realizada en la Asamblea hizo evidente las fracturas al interior del bloque de Alianza País, pues no lograron votar unificadamente y perdieron a su jefa de bancada Ximena Peña. Además, el voto evidenció la tensa relación que existe entre el Ejecutivo y el Legislativo debido a las denuncias por el reparto de hospitales a cambio de cuotas de poder.

La votación tuvo lugar y el Ecuador cuenta ya con una nueva vicepresidenta: María Alejandra Muñoz. Se eligió a la tercera integrante de la terna propuesta por el Ejecutivo y, por cierto, a la menos esperada. Estos hechos causaron sorpresa a pesar que el apoyo a María Paula Romo -primera en la terna- se vio seriamente afectado horas antes por la difusión de audios en el caso Daniel Mendoza, debilitando la posibilidad de que asuma la Vicepresidencia. Vale cuestionarnos ¿Qué se oculta realmente detrás de esta votación?.

Una de las respuestas se atribuye a la elección racional. Los individuos se conciben como seres egoístas y, en política, esto se traduce en el voto utilitarista. Los asambleístas tienen muy presente las próximas elecciones, donde 104 de ellos tienen la posibilidad de reelegirse para un nuevo período. ¿Cómo arriesgarse a apoyar a la Ministra de Gobierno enredada en denuncias, con un juicio político en proceso y con el sesgo de octubre?. Por consiguiente, su racionalidad o intuición los llevó a decidir entre su beneficio electoral a largo plazo o asumir un costo político de corto aliento.

De modo que, las decisiones de las autoridades operan hoy más que nunca con miras al 2021. La decisión de Otto Sonnenholzner de dejar la Vicepresidencia también sigue esta lógica, al no querer verse más enredado con un Gobierno quebrado y deslegitimado. Así, podemos comprender mejor por qué varios asambleístas, sobre todo, los del bloque de Alianza País, dieron la espalda a María Paula Romo.

Lo penoso de esta situación, es que el debate público sigue confiscado en el escándalo en lugar de priorizar la crisis social, económica y política que se agudiza en el país, y la situación preocupante de la salud debido a la pandemia. ¿Será que recordaremos estos hechos al ir a las urnas en el 2021?.

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