Incertidumbres por doquier

El país vive en una especie de stand by, de incertidumbre en lo productivo, en lo político, en el acostumbramiento a la nueva normalidad, que de normal no tiene nada. Todos estamos incómodos. Aburridos. Nadie puede predecir el futuro. Que las ventas sean por internet; que las entregas a domicilio sean lo de moda; que se hayan perdido cientos de miles de empleos; ver al país semi paralizado; no poder ver ni a tu familia; saber que en cualquier momento te puede llegar la pandemia, y que uno, aparte de cuidarse, no pueda hacer nada contra esa realidad, te provoca una sensación de impotencia, difícil de sobrellevar.

Encima, hoy la Asamblea votará para designar a la nueva Vicepresidente de una terna, en la que la única que se salva de las dudas ciudadanas sobre su honorabilidad es la tercera, casi una ilustre desconocida, hecho que se justificaría porque pocas personas probas e independientes, aceptarían una dignidad efímera, que durará menos de diez meses, y que está desvalorizada.

Este escenario abre otra pregunta en una futura Consulta popular: la eliminación de la Vicepresidencia (disminución de legisladores, Poderes, asesores, Prefecturas, Concejales, Consejeros, Judicatura…), con lo que ahorraríamos millones, ganaríamos en transparencia, y se adicionaría a las propuestas por Nebot, algunas muy válidas, sobre todo en la protección del pequeño productor agrícola, pero en las que falta “curiosamente”, la más importante: la de penalizar fuertemente a la corrupción, que se está llevando en peso el futuro de nuestra patria.

También vemos con indignación, que los pre candidatos hasta hoy presentados, no emiten una propuesta viable y creíble, y representan a grupos de poder, la mayoría “cogidos de la mano” entre sí para precautelar a las mafias criollas, y que de ninguna manera van a modificar el fondo del actual estado de putrefacción de nuestra sociedad.

Y si no hay un nuevo rostro, es porque para hacer política se necesita mucho dinero, y “estómago” para lidiar con esta gentuza. Lo que equivale a decir, que salvo sorpresas, no se vislumbra un futuro alentador para la patria.

Cuánto quisiera equivocarme.

[email protected]