Otto, deuda y el legado

Era vox populi, que el Vicepresidente Sonenholzner iba a renunciar. No debía, pero lo hizo. Fue designado por grupos económicos fuertes, y se va, porque pretende participar para Presidente o Asambleísta, intentando distanciarse del gobierno; además, les cubriría las espaldas. También puede haber conexión entre el desistimiento de Nebot, y su renuncia; pues no olvidemos que él es líder de la oligarquía empresarial “turca” de Guayaquil; además, la candidatura que el PSC presente, no hará sombra a nadie. En todo caso, tratase de un personaje inteligente y preparado, el mejor de los tres “Vices” que hemos tenido, y que deberá deslindarse de tantas dudas, para participar con éxito en la contienda que se avecina.

Y la buena noticia de la renegociación de la deuda pública con el grupo mayoritario de tenedores de bonos, alegrón que debía habérsenos dado hace tres años, si bien es cierto, “patea” el problema para adelante, podría ayudar a poner la casa en orden, –siempre y cuando-, esto vaya acompañado de recortes en el gasto corriente, en la supresión de más entes burocráticos inútiles -sin su reubicación en otras dependencias-, y demás medidas que el pueblo clama; como la eliminación de sueldos vitalicios, “por imagen”; reducción (por lo menos) de asesores en la Asamblea; disminución de dependencias repetitivas en los Gad´s provinciales; inversión –verdadera– en créditos blandos al agro, (las condiciones de “reactívate Ecuador” la vuelven cuento chino); dar sostenibilidad al IESS; pero sobre todo, de exigir a la justicia probidad para sancionar a los corruptos, que a diario nos avergüenzan ante el mundo. Únicas medidas que dispararían la credibilidad de Lenin.

El gobierno de Moreno está pasando a la historia como tibio en su lucha contra la corrupción; sin grandes cambios en su modelo estatista; y completamente perdido en su plan de reactivación económica. No obtuvo la confianza. Y si bien la pandemia complicó a todos, la falta de crecimiento, la impunidad y el desempleo será su legado.

Ya en sus últimos meses, ¿borrará el gobierno la imagen que está dejando al país?

Aún hay tiempo.

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