En el marco del Día Internacional del Cooperativismo, que se celebra hoy 1 de julio, es propicio conocer su importancia en nuestra sociedad. Se convirtió en el movimiento socioeconómico más grande de la humanidad y se sustenta en cinco principios esenciales: 1. La solidaridad, cooperación y democracia; 2. Hegemonía del trabajo sobre el capital; 3. Trabajo asociado como base de la producción y la economía; 4. La propiedad social de los medios de producción; y, 5. La autogestión.
Sin duda el cooperativismo surge como una alternativa válida para personas de menores ingresos que tienen dificultad de acceso a los servicios financieros. Pero en qué medida se están aplicando estos conceptos en Ecuador, datos del Banco Central refieren que solo 8 de cada 100 adultos han accedido a un crédito, esto se debe a que la mayoría de personas no cumplen con los requisitos impuestos por las entidades financieras. La riqueza se acumula como fruto de la concentración de ingresos, generando polos de desarrollo y localidades empobrecidas.
Ante la crisis actual, activar cooperativismos debe ser un objetivo preponderante para el Gobierno, en un país como el nuestro con tantas desigualdades sociales, la inclusión financiera es fundamental para dinamizar la economía, apoyando a personas en situación de vulnerabilidad a través de créditos a tasas de interés justas y accesibles, además de un acompañamiento integral de asesoría en la ejecución de su plan de negocio, de esta manera asegurarles el goce de sus derechos y una mejora en su calidad de vida. Desarrollar nuestro país no sería tan difícil si en los espacios de poder estuvieran personas preparadas haciendo política en función del pueblo, en lugar de personas populares haciéndose selfies en función de su ego.