Perspectivas para la Gestión de Riesgos de Desastres en el Ecuador

Priscila Amalia González Briceño

Durante la última década en Ecuador, más de 500.000 personas se vieron afectadas directa e indirectamente por desastres asociados con amenazas hidrometeorológicas y geológicas, predominantemente inundaciones, deslizamientos, sismos, incendios forestales y erupciones volcánicas. Poniendo en evidencia que el riesgo de desastres en Ecuador es multifacético y cambia rápidamente.

En este contexto, en 2016, la provincia de Manabí fue golpeada por un sismo de magnitud de 7.8 en la escala de Richter que afectó a más de 80.000 personas y aún se tambalean por sus efectos. Asimismo, desde octubre de 2019 hasta la fecha, Ecuador tiene carga adicional por inundaciones y deslizamientos, que coinciden con el COVID-19, causando una triple amenaza.

El brote de COVID-19 ha provocado una recesión en Ecuador, pues no se cuenta con una estrategia nacional de Reducción de Riesgos de Desastres que incluya esta amenaza, por lo tanto, para dar una respuesta adecuada, se debería empezar por dejar de administrar el desastre y trabajar en una verdadera gestión del riesgo; por ejemplo, a través de un Fondo de Respuesta Multiamenazas, que se fortalezca a través de la cooperación internacional.

Ya es tiempo de poner en marcha acciones como Ciudades Resilientes y entender que la Gestión de Riesgos integra: reducción del riesgo de desastres, adaptación al cambio climático, agenda humanitaria y agenda de desarrollo sostenible.

Esta crisis no es solo responsabilidad del gobierno sino de toda la sociedad. Debemos trabajar juntos, aprender del error y de los aciertos, además aprovechar las oportunidades que traen consigo estos eventos para formular políticas y fortalecer la participación de la sociedad civil logrando inclusión y una eficiente prevención.

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