El entramado

Cuánto me gustaría ya no referirme a los innumerables actos de corrupción de estas dos últimas administraciones. Pero veo con indignación que los entretelones de lo que ahora llaman “la mesa chica”, involucra a media Asamblea Nacional, a más de ciertos líderes de partidos y movimientos políticos mañosos. Existe una verdadera telaraña de acuerdos entre los mandos medios y altos de los gobiernos, y sus testaferros, que ya no roban por miles de millones, como era usanza en el anterior régimen, pero sí por cientos de miles y decenas de millones. Dineros del pueblo, que ahora requiere hasta el último dólar para ver cómo reactiva su economía.

La Fiscalía allana, acusa, pero no a todos. La justicia está aún cooptada. Contraloría emite glosas en ciertos casos, sin observar lo que ocurre a la base del entramado que con asco vemos a diario. Celi, fue Subcontralor del tristemente célebre Carlos Polit, no hay que olvidar. Pero lo ciertos es, que no cae ningún pez gordo.

Y si Ocles hablaba, o si P. Granda nos contara lo que ocurre tras bastidores, o si alguien “de arriba” tuviese un minuto de decencia para con la patria, otra fuese la historia. Hoy, si Salcedo sobrevive y canta, se cae medio gobierno.

Todo huele a podrido. Igual que durante el correato. Pero ahora, con mayor libertad de prensa, y liderados por una persona que trata de inspirar amabilidad y tolerancia.

Lo cierto es, que al gobierno que le toque asumir en un año más, deberá –ésta vez sí- refundar la república. Ofrecer al electorado un equipo de gente capaz, idónea en cada puesto, sin ataduras ni rabo de paja, y con un grupo de asambleístas comprometidos a aprobar leyes que tipifiquen los robos de fondos públicos que han omitido quienes han manejado el Legislativo. Ya es hora de que deje el ratón el cuidado del queso. Tiene que llegar la transparencia.

Si durante el correato, la mayoría parlamentaria se componía de “levanta manos” y aprobaban lo que se les ordenaba (el “lleve” era de la mesa grande); esta vez, la falta de votos para obtener gobernabilidad, luce como la génesis de la corrupción generalizada. El país desespera.

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