Corrupción: ¿Quién se salva?

Poco espacio le queda al gobierno de Lenin Moreno para disimular la continuidad del estilo político que a patadas instauró y perfeccionó el correísmo.

Mil veces dijo el Presidente que “acabaría con la corrupción”, pero poco hizo por remover de esferas e instituciones del Estado a centenares de funcionarios que lucran del dinero público, algunos desde hace una década.

Reciclados entre los poderes del Estado, empresas públicas y ministerios, llevan consigo prácticas que hacen parecer a la dedocracia de antaño un juego de niños, habiendo instalado en la práctica política de la nación la más burda costumbre de hacer del Estado un botín. Mientras el reparto alcanzaba para todos, no merecía ser denunciado.

Ahora, un portal de investigación publica una amplia lista de asambleístas y los puestos que, a cambio de votos, habría entregado el ‘Gobierno de Todos’. Es cierto que, como parte de la gestión política, corresponde a cada asambleísta obtener beneficios para su provincia, recomendar funcionarios clave, y asegurar fondos para obras y programas.

Pero es ilegal tratar a la función legislativa como una bolsa de empleo para amigos, cónyuges y familiares, así como mirar para otro lado cuando esto ocurre. En caso de probarse, tendrá que caer el peso de la ley no solo sobre los asambleístas que solicitaron puestos, algunos entregados a personas sin preparación o probidad, sino también sobre los funcionarios del Ejecutivo que los entregaron. Negar el continuismo y culpar a sus predecesores ya no basta. Todos deberán responder ante el país y la justicia.

Cuando toman lista en el Senado, los legisladores no saben si responder ‘presente’ o ‘yo no fui’.”

Theodore Roosevelt (1858-1919) Presidente de Estados Unidos; cowboy y líder anticorrupción.

Basta con crear leyes que no se puedan acatar, hacer cumplir o interpretar, para crear una nación de infractores.

Ayn Rand (1905-1982) Filósofa y escritora rusa