Corrupción imparable

Es vergonzoso ver a nuestro Ecuador en manos de una corrupción generalizada. Todos sabemos que hay gente honrada y capaz en el gobierno, pero pasan a ser la excepción a la regla. Todos los días se denuncian casos de corrupción. Ya da asco escuchar los noticieros. En medio de una terrible pandemia, se roban dinero de los ecuatorianos. Se entregan hospitales públicos a asambleístas y a “dueños” de partidos políticos a cambio de votos. Y no solo hospitales, un sinnúmero de cargos ocupados por gente impreparada son exigidos por muchas autoridades para pagar favores. Cuando el primer acto de corrupción, es aceptar un cargo para el que no se está capacitado.

Y lo peor, las denuncias vienen hechas en el exterior. Lo de Odebrech, explotó en Brasil. Los Inapapers en Panamá, o tiene que caerse una avioneta…Y así constatamos, que cuando algo se denuncia dentro de nuestras fronteras, viene siendo por mal reparto. ¿En qué manos hemos venido a caer? ¡Y no cae nadie preso!

Siento que el estado de putrefacción que se vive en las instituciones, nace del ejemplo sin precedentes que dejó el ex Mandatario y su grupo. Muchos de los cuales, continúan laborando en el presente gobierno. Eso nos sucede, por haber aceptado los antecedentes de quien nos gobernó. Un hijo de mula del narcotráfico. Uno que aceptó financiamiento de las FARC para llegar al poder. Ya con ese solo hecho, era como para presentir lo que se venía. ¡Y además, quiere regresar!

Engatusar al pueblo con mejoras de sueldos, bonos, regalando casas dentro y fuera de nuestras fronteras, haciendo carreteras y mega obras con sobre precio, todo sin sostenibilidad en el tiempo…con dinero prestado y con el momentáneo boom petrolero, era una trama muy bien planificada, para que el vulgo piense que con él estábamos mejor. No obstante, en la actualidad, Moreno, enfrenta sus fantasmas, contra lo que en realidad debió hacerse como gobierno, y debe estar en una situación muy incómoda. Su credibilidad y la de su Ministra de Gobierno, han caído al más bajo nivel.

Ecuador merece y exige respeto.

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