Vacuna contra la corrupción

Todo está yendo muy rápido; ninguna pandemia conocida por el hombre, fue nunca tan fulminante y de tal magnitud, como la que azota al mundo. Surgida hace apenas ciento ochenta días, en una lejana y desconocida ciudad de China, y provocada por un microscópico virus, ha obligado al hombre que mora la tierra, a encerrarse en sus hogares, aterrados y sin muchas alternativas en sus manos, sujetos a lo peor y propensos a que la acción de estos fantasmas patológicos, permita modificar las cifras que hasta hoy 10/6/2020, bordean ya en el mundo, 7.1 millones de casos con 410.891 muertos, viviendo la humanidad ficciones post apocalípticas. A estas alturas, ya nadie ignora que la pandemia no es sólo una crisis sanitaria, lo es económica, tecnológica, social, conmocionando al hombre, que ansiado vuelve sus ojos a la ciencia, implorando el descubrimiento de alguna vacuna salvadora y/o un tratamiento adecuado, que frene la acción mortífera del patógeno, en su misión de introducirse en las células humanas.

Mientras esto ocurre en el mundo del cual formamos parte, los ecuatorianos particularizamos nuestra realidad, agregando acciones nefastas producidas por unos anormales seres, que se presentaron oportunamente como “salvadores políticos” y sin escrúpulos encontrar el ideal momento para sacar sus afiladas garras y medrar, en medio de la angustia y el dolor de los ecuatorianos, satisfacer sus enfermizas mentes en busca de unos miserables como sangrientos billetes, que constituye la mejor expresión de una corrupción enfermiza que amenaza con liquidarnos como país. Esta terrible realidad, más letal que el mismo virus, nos obliga a los ecuatorianos a encontrar urgente una “vacuna”, que nos inmunice ahora, contra la acción depredadora del hombre, que es la corrupción que nos ahoga.

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